JUAN APOLO DURAN CASTILLO
El creciente número de muertes y contagios de Covid 19 tiene varias causales. Este virus es exponencialmente agresivo, adherente y resistente a los tratamientos que se aplican. Con las condiciones favorables ambientales, aun en las más cuidadosas medidas de higiene se propaga en un leve descuido, causando los estragos que observamos en el mundo entero.
Los protocolos sanitarios vienen siendo, hasta ahora, los factores de defensa personal y social que se tienen que practicar sin excepción, para mitigar en cierta forma su propagación envolvente, ante la ausencia de una vacuna efectiva que lo pare.
Ha habido suficiente orientación a la ciudadanía de estas medidas preventivas. Se ha informado por todos los medios de comunicación: televisión, radio, periódicos, volantes, personal capacitado para llevar el mensaje de prevención a las comunidades más alejadas y pueblos originarios; colaboran iglesias de variados enfoques religiosos.
En fin, la campaña ha sido intensa y, sin embargo, los contagios y las muertes han ido en aumento anotándose varias causas: las defensas inmunológicas de las personas, en la mayoría de los casos, SON NULAS O MUY BAJAS, debido a una deficiente o mala alimentación. Comer o beber mucho no es una condición de buena salud. Las bebidas endulzantes que invaden el mercado tienen un impacto devastador en la salud y ocupan espacios propagandísticos de primera línea. Se puede anotar también que las costumbres y usos familiares podría ser otro factor de riesgo: sin la protección debida, en reuniones por fiestas de cumpleaños y otras, sin uso del tapaboca, el sano distanciamiento y el lavado de manos imprescindible.
Al principio de esta pandemia en el rango de riesgo de muerte se excluía a niños de muy corta edad, así como a los jóvenes, y hasta cierta etapa de la madurez. El alto riesgo estaba en personas de los sesenta en adelante. Ahora, a estas fechas, están sucediendo muertes y contagios de niños y jóvenes al por mayor. El virus entra a casa por la vía del parentesco, como se ha anotado, por descuido sanitario, debido al necesario avituallamiento alimentario u otras causas. Es sabido que la apertura gradual de la movilidad social llenó las calles y los lugares de trabajo de gente, sin el cuidado del protocolo preventivo y efectivo.
Hay más causas, pero hay una que se antoja criminal: la desorientación intencional para desacreditar a las autoridades sanitarias con fines electorales que se aproximan. En redes sociales no cesan de lanzarse críticas a las disposiciones preventivas ya conocidas, desvirtuando los informes estadísticos diarios del Dr. Hugo López Gatell; se ha llegado a usar palabras ofensivas y burlescas dirigidas al Presidente de la República.
Cualquier informe que no coincida con el número de muertos o contagiados, por algún mal dato dado, lo usan como incapacidad de control, lo que en realidad no influye más que en una cantidad, pues de todas maneras los muertos ya lo están, sea de Covid u otras causas.
Desgraciadamente, han logrado influir hasta en capas de gentes con aparente criterio que, ante este embate publicitario virtual o real, caen en el garlito de las falacias que solo tiene fines políticos por parte de los ambiciosos y corruptos que perdieron el poder por decisión de la mayoría de los mexicanos el 1º de julio en las elecciones pasadas.
Por todos los medios, y con todas las mentiras, pretenden que regrese la corrupción, la impunidad, el latrocinio de los recursos económicos que hoy, con este gobierno que mira hacia el pueblo, comienzan a fluir poco a poco entre los más necesitados.
Esas campañas son criminales y fracasarán, porque las hacen sin respeto a las muertes y contagios de este fantasma que azota a México.
Vaya el ejemplo de unidad nacional en Japón, que ha logrado reducir notablemente la fuerza devastadora de este mal con una conducta responsable de obediencia sana a las disposiciones sanitarias de las autoridades. Sin tanta propaganda, respetan y cumplen el protocolo y las medidas sugeridas por el gobierno; los partidos políticos y las agrupaciones ciudadanas apoyan a las autoridades en estos momentos de angustia y desesperación. Tal vez el carácter honorable del japonés ayuda.
Otro ejemplo es Cuba en donde, desde el triunfo de la revolución en 1959, uno de los propósitos de la política cubana fue la organización de la estructura sanitaria, primero formando médicos suficientes para la vigilancia efectiva de las familias que son visitadas en sus casas por doctores designados exprofeso por cuadras o zonas definidas con o sin pandemia.
En nuestro país, con la dictadura disfrazada de neoliberalismo, abandonaron la salud pública y se dedicaron al negocio con las medicinas, con presupuestos para hospitales que nunca se hicieron o no se terminaron, o fueron hechos con materiales de mala calidad, y muchas anomalías más que ahora, por desgracia y con el mal que nos azota, hacen falta.
Se están haciendo verdaderos esfuerzos para componer o recomponer la desastrosa herencia que en salud y otros rublos dejaron los hoy ardidos.
Realmente es un esfuerzo titánico en el que, a pesar de las rocas que ponen en el camino, se saldrá adelante. Los mexicanos somos mucha pieza. Nuestro camino ya lo estamos recorriendo y saldremos bien con la 4ta. Transformación. No lo duden.
Mérida Yucatán a 27 de julio de 2020