XXIV
XI SEMINARIO AMERICANO DE APICULTURA
Continuación…
La abeja africanizada
Introducción
1986 año en que se inició en México la africanización, es un año memorablemente triste para la apicultura nacional, comenta en este importante estudio el M.V.Z. Alberto Barrera Reyes, porque en ese tiempo se inició una nueva etapa en la explotación nacional de los colmenares. Hasta ese año, la apicultura tenía un crecimiento sostenido de entre un 5 a un 7%, el cual se presentaba más por las condiciones favorables de la flora néctar-polinífera que por la tecnología aplicada, la actividad era rentable y el apicultor invertía renovando equipos e instalando nuevos colmenares.
A partir de entonces, el precio de la miel se estabilizó, la inflación galopante de la economía nacional incrementó los gastos de producción, el apicultor no tuvo acceso a los apoyos crediticios por los altos intereses bancarios y, por si esto fuera poco, la dispersión de la abeja africanizada por nuestro país obligó a los apicultores a aprender nuevas técnicas para hacer frente a esta amenaza, con la consecuente pérdida de inventario. Al inicio del proceso de africanización las estadísticas reportaban 2.5 millones de colmenas, con una producción que rebasaba las 68 mil toneladas. Debido a las causas antes mencionadas, las estadísticas de 1996 se establecen en 1.8 millones de colmenas, con una producción de 50 mil toneladas, lo que representa una disminución de 700 mil colmenas y 18 mil toneladas de miel.
Africanización
El proceso de africanización se inició en el sur de Chiapas en 1986 y continúa como un fenómeno de actualidad, con graves consecuencias en caso de olvidar su control permanente. Los esfuerzos del gobierno federal por controlar al insecto han sido variados, como la instalación de trampas caza enjambres, intensa divulgación, distribución de abejas reinas, capacitación y asistencia técnica.
Al principio del proceso de africanización, el control fue muy intenso, la distribución de abejas reinas de norte a sur suficiente y oportuna, la edición de manuales, trípticos, videos, amplia y abundante. Los recursos de capacitación llegaron a regiones nunca antes atendidas, se coordinaron investigaciones con instituciones educativas, se buscaron y obtuvieron apoyos internacionales con USDA, OIRSA, FAO, y otros. Se incorporaron al programa de control muchos profesionistas, veterinarios, agrónomos y biólogos que de alguna manera continúan en la actividad. El entusiasmo y entrega a este problema fue total, al grado de que un director general comentó que “nunca se había hecho tanto con tan pocos”; sin embargo, a pesar de todo, las abejas africanas se establecieron, muchos apicultores abandonaron la actividad, otros disminuyeron su capacidad y la mayoría continúa en estrecha vinculación con los técnicos del sector oficial para seguir con el control de estas abejas.
La situación de este fenómeno no resuelto ocasiona en la industria apícola problemas que son de tipo económico y de salud pública.
a) En el primer aspecto, el problema presenta varias consecuencias derivadas de las características de alta reproducción de la africana, enjambrazón, emigración y poca producción. Estas particularidades lesionan a los apicultores. La alta reproducción conduce a una enjambrazón constante, saturando las áreas apícolas por colonias de abejas; compitiendo con las colmenas de los apicultores por el néctar de las flores, la enjambrazón debilita las colonias que en ocasiones se quedan vacías. Este fenómeno se presenta principalmente en las temporadas de floración, mermando el almacenamiento de la miel.
La emigración consiste en el abandono de las colmenas por las colonias debido a la escasez de alimentos o exceso de manejo; este es un grave problema para los apicultores, porque los porcentajes de abandono pueden llegar hasta el 80%, dependiendo del grado de africanización del colmenar, lo que conduce a la baja del inventario y el desaprovechamiento de la flora. La recuperación de colmenas es lenta y descapitaliza al apicultor frenando su desarrollo.
b) En el aspecto de salud pública, la situación también es difícil, el instinto de enjambrazón tan acentuado en las africanas origina establecimiento de colonias en sitios de riesgo para las personas y animales, tanto en zonas urbanas como rurales y la capacidad defensiva del insecto determina los accidentes, algunos de consecuencias fatales. Los apicultores, frente a estas situaciones, se convierten en las víctimas del pueblo, se les niegan los sitios para establecer apiarios, se les cobran animales muertos por piquetes de abejas, se les destruyen los colmenares quemándolos, o se enfrentan a problemas judiciales, que en algunos casos tienen razón de ser, y en otros se debe a que son apicultores.
Apoyos
El gobierno federal, desde 1984, instituyó el programa para el control de la abeja africana para preservar el valor de la industria y disminuir en lo posible los accidentes ocasionados por las picaduras de abejas. Entre sus principales acciones se pueden mencionar la capacitación al apicultor, la información y concientización de la sociedad ante la presencia de la abeja africana, la captura de enjambres, el mejoramiento genético de la especie, la organización del apicultor y la investigación.
Con estas acciones se ha logrado mucho. Actualmente se cuenta con mayor tecnología entre los apicultores gracias al programa de capacitación y a la realización de eventos ya tradicionales como el seminario americano de apicultura y el congreso internacional de actualización apícola. Con la disminución de accidentes, el apicultor se ha vuelto más entusiasta y colaborador, se instituyó casi por regla general el cambio de abejas reinas de los apiarios, se fortaleció la organización de apicultores. Pero, sobre todo, se ha logrado que la industria apícola nacional continúe siendo fuente de ingresos de muchas familias mexicanas. Estos son algunos de los resultados, pero el problema, a 11 años de haberse iniciado, continúa siendo de actualidad, no se ha solucionado y un descuido de las acciones traería un desequilibrio de magnas proporciones que algunos apicultores ya han vivido.
Alternativas de solución
La solución a este problema se dará a largo plazo por la presión del medio ambiente sobre las poblaciones de abejas. Una de las medidas empleadas para reducir los daños ocasionados por la africanizada es el manejo, pero el resultado será sumamente lento.
El cambio constante de abejas reinas de origen africano por otras de origen europeo contribuye a disminuir el tiempo en el proceso de adaptación y modificación de la especie; por otra parte, facilita el manejo del colmenar, incrementa la producción y disminuye los costos de producción.
El mejoramiento genético de la especie sería la solución más rápida. Sin embargo, requiere de amplios conocimientos y planes de mejoramiento científicos y aplicables en lo que intervengan las organizaciones de apicultores. Aun cuando se han realizado esfuerzos, la participación es muy escasa y los trabajos que se hacen no tienen resultados muy alentadores, son muy localizados; podríamos asegurar que estos proyectos no son accesibles a los apicultores.
En estas condiciones, la alternativa para lograr mantener colonias de abejas con índices bajos de africanización es el uso constante de abejas de origen europeo. Sin embargo, la disponibilidad de este material es muy escaso y la producción nacional es insuficiente para la demanda de los apicultores, lo que brinda cierta incertidumbre y obliga a buscar mecanismos para la producción masiva de abejas de origen europeo puro; esto nos condujo a localizar a todos los criadores de abejas reinas existentes y promover la creación de nuevos criadores, los cuales se tienen que sujetar a determinados lineamientos de producción para garantizar el origen de las abejas reinas que se comercializan y cumplir con los requerimientos indispensables de sanidad.
El mecanismo para lograr esto es relativamente simple: convencer al criador de utilizar por lo menos 20 abejas madres de origen europeo, acopladas con zánganos de su mismo origen. Pero el problema a que se enfrentan los productores de abeja reina es conseguir este tipo de abejas. Si en todo el territorio se encuentran las abejas africanas con mayor o menor grado de saturación, y no se tiene la seguridad del origen europeo del pie de cría utilizado para resolver este problema, el criador de abejas reinas tiene los siguientes mecanismos:
- Obtener las progenitoras de zonas aisladas, libres de africanización.
- Importación de abejas reinas de criadores de prestigio de los Estados Unidos, previa solicitud de importación.
- La compra de reproductoras de fecundación controlada mediante la inseminación instrumental, que ya se producen en México.
Estos tres mecanismos normalmente se utilizan por los criadores más destacados, pero la mayoría de ellos desconocen las normas de producción y la existencia de abejas reinas europeas, así como la forma de adquirirlas.
Los criadores que han tenido más éxito en la comercialización de abejas reinas utilizan pie de cría de importación o de inseminación instrumental, sin embargo, la importación tiene sus dificultades de trámite y la inseminación aun es prohibitiva.
Por su alto costo en este sentido se facilita más la obtención de pie de cría de zonas libres de africanización que aún se localizan en el país y estos son:
- La reserva genética de abejas de origen europeo de la isla María Madre, y
- Las procedentes de Baja California Sur.
En el primer, caso la Secretaría instaló un criadero de abejas reinas, iniciando en 1988 con un lote de 20 colonias aisladas por más de 30 años en el archipiélago de las islas Marías, donde se producen cerca de 5,000 abejas anuales, las cuales son distribuidas gratuitamente por los coordinadores estatales de abeja africana a los apicultores de escasos recursos, para la obtención de un híbrido productivo y manejable; aunque estas abejas, por su alto grado de consanguinidad y la baja viabilidad de la cría, no desarrollan colonias populosas para alta producción de miel, afortunadamente los apicultores han aprendido a utilizarlas y actualmente son muy solicitadas.
En el segundo caso, la Secretaría promovió y apoyó económicamente la instalación de 4 criaderos libres de africanización mediante convenio con los apicultores de Baja California Sur. La producción global de los criaderos es de poco más de 15 mil reinas anuales, las que se comercializan en todo el país; estas abejas se han mantenido libres de africanización y de Varroa hasta la fecha. La adquisición de este material biológico es previo pedido a precio comercial.
La disponibilidad de este tipo de abejas se torna insuficiente para surtir la demanda, debido principalmente al mal uso que se les da ya que, si fueran usadas únicamente para pie de cría de los criadores comerciales y criadores de auto consumo y no para realizar el cambio de reinas como lo están haciendo, sería suficiente para cubrir la demanda de los criadores y sobrarían.
Ana María Aguiar de Peniche
Noé Antonio Peniche Patrón
Continuará la próxima semana…