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La Aventura Musical de Coki Navarro – X

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Continuación…

Pronto saldremos para Fresno. Ya nos avisaron que iremos rumbo a San Francisco, pasando por los pueblos y ciudades que están en la ruta. Y llegó el día en que nos despediremos de Los Ángeles. Noche de tristeza y promesas de pronto regreso. Nos despedimos durante toda la madrugada de nuestros amigos angelinos y vamos rumbo a Fresno, Cal. Pasamos por el Valle de la Muerte, a fin de visitar uno o dos pueblos que no logro acordarme, pues eran solamente de paso, actuar y seguir rumbo a otro lugar. Llegamos a Fresno, en donde haríamos tres días en un cine de esa localidad. Más frío y más comida y wiski. Nos causa asombro ver por el camino enormes tráileres transportando frutas de todos los tamaños y sabores. Algunos escurren jugo de tanta carga que llevan. Jugo de tomate, de fresa, de naranja, de uva, y sepa Dios cuántas clases de jugo se derraman en el pavimento. Terminamos Fresno y otro pueblo cercano, y nos dirigimos a Oakland, a trabajar en un cine y una sala de fiestas. Aprovechamos el día para visitar San Francisco. El barrio Chino (gansteril, seductor y peligroso) y otros lugares, como Alcatraz (la isla donde estuvo hospedado el temible Al Capone). Lástima que solamente estemos tres días, pues de verdad que me gusta pasar el Puente y comer Chop-Suey y cenar a la italiana. Qué barbaridad, nos encontramos más yucatecos que norteamericanos en Oakland… ¡¡Cuánto yucateco hay en el mundo!! Cuántos, cuántos. ¡Que nos amanezca en Oakland con los paisanos! Salimos a las ocho de la mañana y el sol estaba todavía un poco retrasado, pues no le veíamos asomar su calenturienta frente. A dormir en el camión, los menos, y cantar, los más. Argentinos, Chilenos, Mexicanos, Australianos, Brasileños, Cubanos, Ecuatorianos y sepa el cielo cuántas nacionalidades más estaban representadas en ese autobús repleto de esperanzas ambulantes. Paco Miller y su hermano Jorge, junto con Don Roque y la calavera Doña Marraqueta, están viajando en una camioneta que han comprado. Visitamos San José, Oxnard, Santa Bárbara, Santa Fe, Santa, Santa, Santa… puras santas.

Al fin llegamos a San Diego… Qué Ciudad tan bonita. Qué zoológico tan grande. Nos dicen que es uno de los tres más grandes del mundo. Al pasear el zoológico, veo muchos animales con caras de gentes ¿o será que ya he visto algunas gentes con caras de animales? Por primera vez en mi vida veo una serpiente de más de seis metros, y está viva. Panteras, caimanes de tamaño descomunal y elefantes tan grandes como un autobús. Hicimos más de cuatro horas visitando ese lugar y no lo conocimos todo pero, eso sí, comimos cuanto estaba a nuestro alcance. Ya de tarde al hotel y enseguida a trabajar. Tres días en San Diego que, más que trabajar, estábamos de vacaciones. Visitamos también la base naval y me causa asombro admirar dos hermosos submarinos y un majestuoso porta-aviones. EE.UU. Nación joven… Poderosa… Regia. Cuántos cañones y cuánto dinero invertido para defender la soberanía de ese gran país, ah, y eso es solamente una muestra de lo mucho que tienen en poderío naval. Okey, son muy fuertes, okey, son muy “chin”, “chin”. Veo también muchos barcos y pienso que tal vez entre treinta o cuarenta años los obsequien o los vendan a algún otro país y, conforme se vayan hundiendo por viejos y achacosos, se lleven en sus fauces a los marinos inocentes, pero que valientemente se prestarán a viajar en ellos, pues no hay para cuándo algún país pequeño pueda comprar barcos nuevos como esos… ¿o sí? EE. UU. te admiro y te agradezco tu generosidad. Hasta luego…

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Salimos rumbo a Tijuana (dicen que se llamaba Tía-Juana) y en pocas horas ya nos encontramos nuevamente en tierra nuestra, muy mexicana y llena de cielo azul. Pero, Tijuana, hampa y juego, clima riguroso en calor o frío, calles llenas de lodo y maltrechas, poca agua para beber, pero mucho licor para tomar. Nuevamente jolgorio, gánsteres y peligro a cualquier hora. Tijuana, paraíso de extranjeros y no extranjeros que cada fin de semana se dan cita para embrutecerse de ruido y obligar a la gente buena a encerrarse en sus casas o ir en busca de paz al otro lado de la frontera, a los EE. UU. IRONÍA… IRONÍA…  Unos vienen a Tijuana a buscar pecados y los de aquí se van a otros lugares en busca de sosiego. Tijuana, lugar en donde convergen habitantes de todo el planeta; lugar de frontera donde miles de coches lujosos te llenan el rostro de polvo y lodo, de dinero y de ignominia cada fin de semana y, por qué no, hasta de a diario. Llegamos a un hotel de tercera, donde también están de paso las prostitutas de cuarta. El destino las hace prostitutas, y el Hombre las hace de cuarta con su regateo desvergonzado y miserable.

El viejo nos aconseja no salir de noche… NO SALIR, qué carajo; a la calle para tener qué contarle a nuestros hijos. Mil falenas en cada esquina. Entramos a un bar, pido cerveza y me ha de haber visto la cara de pendejo este mesero, pues me pregunta si voy a pagar con dinero mexicano o con dólares. Le pregunto que si él es mexicano y me dice que “yes”. De verdad que hay gente muy simpática, pues este paria de gorila sabe decir “yes” cuando se le pregunta si es mexicano. Ni hablar, hay que decirle que pagaremos con dólares que en verdad sí valen. Mejor sonreír, no sea que nos encomienden un puñal entre las nalgas y nos amanezca en la carretera sin identificación para que la policía no sepa a quién pertenece el cadáver. Ay Tijuana, pensar que después te “conquistaría” y hasta me amoldaría a tu ambiente, claro está PORQUE también tienes tus encantos como ciudad. Ay, Tijuana, pensar que después volvería a ser uno más de tus gentes de paso y caminantes nocturnos. Destino, destino, que irónico eres cuando se te ocurre serlo.

Coki Navarro

Continuará la próxima semana…

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