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¿Por qué comen excremento los perros?

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La coprofagia (el término médico para el hecho de comer heces) es una conducta desagradable entre los perros, es algo asqueroso, sucio y causa el peor aliento que se puede imaginar. Si tu perro come heces está expuesto a diversos problemas de salud que pueden fomentar la aparición de bacterias o parásitos en el intestino, entre muchos otros problemas. No se trata solamente de un comportamiento que nos desagrada, pues también puede traer consecuencias graves para su salud.

La causa es desconocida. Los perros interactúan con el mundo a través de sus hocicos, les gusta llevar palos y les encanta masticar juguetes o huesos. También les gustan las cosas que tienen olores fuertes y los excrementos pertenecen a esta categoría. Puede parecer extraño, pero comer heces para su perro puede simplemente ser una manera de examinar algo que le interesa.

Algunas patologías pueden provocar que los perros adultos ingieran heces propias o de terceros. La conducta puede estar causada por el síndrome de malabsorción intestinal o por la insuficiencia pancreática exocrina, entre otros problemas. Es importante resaltar que, antes de plantearnos que esta conducta se debe a un problema comportamental, descartemos causas orgánicas realizando una visita al veterinario.

Podemos saber que estamos ante un problema de salud si observamos problemas para digerir el alimento (flatulencias, vómitos o diarrea). La coprofagia es más frecuente en los perros alimentados con croquetas, que es una alimentación biológicamente inapropiada, la cual podría crear una deficiencia crónica de enzimas digestivas. Dado que las heces de otros animales son una buena fuente de enzimas digestivas, a veces los perros que tienen una deficiencia ingieren heces que tienen elevados niveles de enzimas.

De hecho, las heces de conejo no solo son una fuente con un alto contenido de enzimas, sino también de vitaminas B por lo que, si se da la oportunidad, muchos perros engullirán felizmente los excrementos de conejo.

En ocasiones, esto puede estar causado además por un alimento de mala calidad, como un alimento con un porcentaje de cereales demasiado elevado. Recuerda que, para poder digerir correctamente los cereales, el cuerpo necesita una enzima llamada amilasa, la cual se encarga de asimilar el almidón de este alimento. No obstante, el perro no produce una gran cantidad, por lo que no es capaz de digerir un alto porcentaje de cereales. Por esa razón, si el perro come heces, encuentra las enzimas y los oligoelementos necesarios para poder sintetizar la amilasa de su dieta. Además, un alto porcentaje de cereales conduce a la obesidad y provoca que nuestro perro pueda padecer problemas de comportamiento relacionados con la hiperactividad, así como un exceso de azúcar y cortisol en sangre.

Aunque pueda parecer extraño, se trata de una de las causas más habituales que explican por qué los perros comen «popó». La falta de socialización con sus cuidadores, especialmente si se produce en una situación de castigo posterior, puede explicar esta conducta: el perro come heces con el único objetivo de que le hagan caso, aunque luego se produzca un castigo.

Si tu perro pasa muchas horas solo es probable que por aburrimiento y soledad decida comer sus propias heces. Pregúntate si estás suficiente tiempo con él, o bien si su ambiente está adecuadamente enriquecido (dispone de juguetes y estímulos) y, de no ser así, toma medidas al respecto. Recuerda que un perro no debería pasar más de 6 u 8 horas solo en casa y que debe salir a pasear, como mínimo, dos veces al día. Asimismo, también debe socializar, jugar y practicar ejercicio físico.

Si utilizamos el castigo regularmente con nuestro perro cuando defeca en el hogar, o le acercamos el hocico a las heces riñéndole, el perro puede llegar a comérselas para evitar nuestro enfado. Se trata de una situación muy negativa para el perro que, además, debilita nuestro vínculo con él, por lo que debemos evitar por completo el castigo ante estas situaciones.

Si has observado alguna de las señales de estrés en el perro, quizá debas repasar la situación de tu can en relación a las horas de soledad, actividad física, confinamiento, otros problemas del comportamiento o uso excesivo del castigo. La ansiedad y el estrés suelen derivar en diversos problemas del comportamiento, entre ellos la coprofagia.

Si tu perro es especialmente limpio, puede que decida comer sus propias heces a fin de evitar que su hábitat esté sucio. Pregúntate si realizas suficientes paseos con él y, de no ser así, empieza a modificar tus hábitos de paseo para evitar que haga caca en el hogar. Dedica tiempo a la limpieza de la casa y jardín de forma regular.

Es frecuente que los perros ingieran heces de otros animales como pueden ser gatos, conejos, ratas o caballos entre muchos otros. Para ellos, las heces de otros individuos pueden resultar especialmente apetitosas y sabrosas. No obstante, mientras las heces de caballos no suelen provocar alteraciones digestivas, las heces de gato pueden ser dañinas, al considerarse una forma de contagio de algunas patologías y parásitos.

Las madres a menudo se comen las heces de sus cachorros al limpiarlos. Esto posiblemente es un instinto residual. En la naturaleza, comer la caca del cachorro reduciría la posibilidad de que los depredadores encuentren a su cría vulnerable.

Los cachorros a veces comen su propia caca durante el adiestramiento de aseo. Esto ocurre porque no están seguros de dónde les está permitido hacer sus necesidades y dónde no. Asustados porque posiblemente hayan hecho algo mal, intentan «destruir las pruebas». Este tipo de conducta de limpieza también ocurre en perros adultos dentro de casa.

Una de las teorías más comunes de por qué los perros se comportan de esta manera es que están compensando las deficiencias de su dieta. Las heces de los herbívoros pueden aportar vitaminas que no forman parte de la dieta habitual de su perro.

La comida de gatos tiene alto contenido en proteínas por lo que las heces de gatos pueden resultar atractivas para su perro. Debe frenarse esta conducta inmediatamente ya que las heces de los gatos pueden ser tóxicas para un perro.

La mejor solución para tratar la coprofagia en general es ser amable, pero firme en los intentos de disuadir a su perro y, sobre todo, ser consistente en la disciplina. Recoger las heces en cuanto su perro haya hecho sus necesidades es la mejor forma de prevenirlo. Algunos sugieren esparcir pimienta sobre las heces para hacer que tengan «peor» sabor.

Existen aditivos para la comida de perros que tienen buen sabor al ingerirlos, pero se hacen más amargos al ser digeridos por lo que las heces adquieren un sabor desagradable. Lamentablemente estos métodos no son eficaces para todos los perros.

Existen muchos problemas que, de forma directa o indirecta, provocan la ingestión de heces. Por ese motivo, si no has podido identificar la causa de este comportamiento en tu perro podría ser interesante visitar un veterinario especializado en etología.

Dra. Carmen Báez Ruiz

drabaez1@hotmail.es

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