De 1951 es la película de la cual nos ocuparemos en esta ocasión, que tiene mucha actualidad debido a los acontecimientos que se avecinan durante estos días en varias partes del país donde habrán elecciones. Pues bien, esta es la cinta número 27 del gran Mario Moreno Reyes, mejor conocido como “Cantinflas”, producida por Posa Films, dirigida por Miguel M. Delgado a partir de un argumento escrito por Mario Moreno , distribuida por Columbia Pictures, y con fotografía de José Ortiz Ramos. La película, cuyo rodaje inició el 3 de septiembre de 1950 en los Estudios Churubusco, tuvo un costo aproximado de $500 mil pesos y en ella actuaron, además de Mario Moreno, Gloria Mange, Andrés Soler, Rafael Icardo, Emperatriz Carvajal, Eduardo Alcaraz y Salvador Quiroz.
En esta cinta, “Cantinflas” interpreta a un humilde barbero que entre sus clientes tiene a un anciano abogado con el que, durante los cortes de cabello, intercambia lecciones de leyes. El anciano abogado, al no poder llevar los casos del pueblo, empieza a utilizar a Cantinflas para defender juicios usando como base las simples lecciones que el anciano abogado le dio, por supuesto, aderezadas con la picardía inconfundible de nuestro “Cantinflas”. Tras ganar algunos juicios, nuestro héroe será lanzado como candidato a diputado del pueblo, pero tendrá que enfrentarse a Don Próculo, que le tiende una serie de trampas y artimañas para sacarlo de la jugada.
La película refleja la corrupción que siempre ha existido en las contiendas por los puestos públicos donde, como se sabe, todo se arregla con acuerdos por debajo de la mesa, violencia y sobornos. Claro es que Cantinflas, con el humor que lo caracteriza, lanza pedradas al sistema y sus cochupos, pero todo esto con la picardía que le es peculiar.
La sátira que siempre caracterizó a Mario Moreno en esta cinta con cierta dureza toca a los políticos mexicanos, como se nota en la forma de expresarse al ayudar a una mujer a quien dos gendarmes intentan desalojar de su domicilio. Cuando llega el futuro candidato a diputado, con un discurso totalmente inventado, usando sus cantinfleadas – que no tienen bases reales – y un lenguaje inculto y populachero en tono autoritario, da la sensación que todo lo que dice es real.
De manera astuta e inventiva, nuestro héroe se vale de la exageración para descomponer el discurso elaborado del poder. El lenguaje tramposo que utiliza de manera pícara tiene varios recovecos en el discurso de Cantinflas y en México podemos darnos cuenta que el discurso de los políticos se basa en las mismas reglas que las que él utiliza, donde no importa lo que se dice mientras sea convincente; sin tener bases y cifras que lo comprueben, basta que sea convincente, que pinte una esperanza, y sea entonado de manera conjunta con veracidad.
No sólo Cantinflas usa la retórica, la usan también las costumbres típicas que se presentan en la política mexicana. El mejor ejemplo es la escena donde Cantinflas defiende a una mujer acusada de matar a su amante. En la escena aparecen diferentes personajes y cada uno tiene un significado: el Juez, máxima autoridad, representado por un hombre flojo, morboso y coqueto; el abogado que estará contra Cantinflas representa la verdad y la justicia, pues es el único que se apega a la ley al margen de la letra y no la viola ni una sola vez.
Finalmente, les diremos que la película explica cómo en sus ratos libres el personaje estudia Derecho, lo que le hace más rápida una inesperada carrera como Diputado para combatir las injusticias, ya que su manera enredosa de hablar le facilita muchas cosas.
Ojalá que los candidatos de este domingo no sean simples “Cantinflas” que solo sepan hablar y convencer, sino luchar verdaderamente por sus representados.
Gonzalo Alberto Manzanilla E.
Bibliografía
http://www.madrimasd.org/blogs/imagen_cine_comunicacion_audiovisual/2013/01/13/126138
