II
INFANCIA EN TENOSIQUE, TABASCO
El mundo primero de José María Pino Suárez fue la naturaleza exuberante de su pueblo, Tenosique, situado al margen derecho del Río Usumacinta, y en la parte suroriental del Estado de Tabasco; más allá del Este se encuentra la extensa de Chiapas. Tenosique está en una llanura entre ríos: el Usumacinta al Poniente, y el de San Pedro al Oriente, ríos inmensos que al regar esa región la convierten en fértil durante todo el tiempo.
En esa zona tropical, además de Tenosique, se localizan numerosas poblaciones, éstas con nombres mayas: P’culte, Mactún, Balancán, etc. Relativamente cerca está Palenque, una de las grandes ciudades de Mesoamérica. En aquel medio natural portentoso se nota una tierra de historia vigorosa en donde los Mayas propiciaron la unidad cultural desde el remoto pasado, y cuya influencia se extendió en toda la Península de Yucatán y en Centroamérica, no obstante la diversidad del medio físico-geográfico.
A mediados del siglo XIX, en esa entidad todavía era muy fuerte el localismo, el aislamiento había conformado un pueblo de conceptos tradicionales y ásperos; era esa historia que Andrés Iduarte califica de poseer un tono particular, singularísimo, de raigambre tradicionalista y de rancios conceptos sobre el honor (1).
Iduarte cuenta acerca de las costumbres y los fuertes lazos familiares, así como el modo en que se comportan sus conterráneos en las luchas políticas; en donde lo sentimental es lo que impera sobre lo doctrinario: la amistad es la base reguladora del mal y del bien. Tierra en que la lealtad al amigo es la fundamental virtud (2). Así era el Tabasco del siglo pasado, y así continuaba siendo a principios del siglo XX, según las afirmaciones de Andrés Iduarte en su famosa autobiografía.
Esa característica social, como el tiempo que deja profunda huella en los objetos y en todas las cosas, también marca a los seres humanos; y fue en aquel ambiente natural y social en donde Pino Suárez adquirió el carácter distintivo que poseyó: una naturaleza sentimental, una tendencia afectiva, la amistad y la lealtad en las relaciones y un idealismo humanitario que, al traducirse en acción política, es difícil de definir, lo que Pino Suárez nunca hizo, aunque siempre sintió.
Más tarde, cuando los acontecimientos se desarrollaron por las condiciones del mundo objetivo, la energía individual demostró el carácter adquirido por Pino Suárez en aquel pueblo tabasqueño en donde nació.
Su nacimiento quedó registrado el 8 de septiembre de 1869, siendo sus padres don José María Pino y doña Baltazara Suárez. El padre era un modesto hombre de negocios, un comerciante pueblerino que también desempeñó un cargo administrativo; la madre, mujer de dulce carácter, era nieta en la línea materna de Pedro Sainz de Baranda (3), personaje que se distinguió nacionalmente en la militancia naval y en la política yucateca, habiendo sido nombrado en 1830 jefe político y comandante militar en Valladolid, en donde también promovió la industria de hilados y tejidos.
Durante 12 años, hasta1881, Pino Suárez residió en Tenosique, ahí hizo sus estudios primarios en la escuela cuyo director era el maestro Tomás Ortega. En ese lapso de su infancia, mientras el niño crecía, estudiaba, jugaba y se desenvolvía, en la nación se suscitaban acontecimientos que en su curso estarían ligados con su propia vida: después del triunfo de la República sobre los invasores franceses, el fusilamiento de Maximiliano, Miramón y Mejía, había acontecido la muerte de don Benito Juárez; el Lic. Don Sebastián Lerdo de Tejada había ejercido el cargo de Presidente de la República restaurada, el general Porfirio Díaz se había rebelado en la Noria y Tuxtepec; vencido en el primer intento, triunfó en el segundo, había ejercido el primer período presidencial impuesto mediante un golpe de estado y, mientras preparaba su reelección para establecer la dictadura contra la cual luchó nuestro biografiado, se había producido el llamado interregno, es decir, el presidencialismo pelele del general Manuel González, que tomó posesión el 1º de diciembre de 1881. En este mismo año, Pino Suárez se trasladó a Mérida, Yucatán, ciudad en donde realizó sus estudios preparatorios y profesionales, en donde ininterrumpidamente radicó durante 15 años, hasta 1896; es el segundo tiempo de una vida en proceso de interrogación.
El primer tiempo, en sus vivencias íntimas, fueron en parte registradas diez años después, en 1891, por el hombre que había conocido la poesía como medio de expresión, en el siguiente soneto:
EL USUMACINTA
Besando pasa la risueña falda
de mi pueblo tranquilo y venturoso,
y deslizase, luego voluptuoso
por inmensas llanuras de esmeralda.
Sus márgenes adornan en guirnalda
flores mil que fecunda allí el coloso,
copiando en sus cristales, majestuoso,
los colores azul, violeta y gualda.
El sauce que se inclina en la ribera,
préstale sombra grata en el estío,
y el camalote y la gentil palmera
dulces rumores a mi undoso río…
¡Quiera el cielo propicio, cuando muera,
bañen sus aguas el sepulcro mío!..
Mérida 1891 (4)
Notas:
- Iduarte, Andrés.- Un niño en la Revolución Mexicana. Página 7. Colección literaria. Obregón. México, 1954.
- Iduarte, Andrés.- Obra citada. Página 8.
- Una referencia verificada del dato que proporciona el Lic. José Esquivel Pren, en la Historia de la literatura de Yucatán. Tomo V. Enciclopedia Yucatanense.
- M. Pino Suárez. Melancolía y Procelarias. Página 30. Editorial “Cultura” México, D.F. 1939.
Fidelio Quintal Martín
Continuará la próxima semana…