La mazorca del maíz agrupa el grano sagrado recibido de los dioses antiguos para alimentar por siglos a un continente hermanado en la tierra y la sangre.
Resurge para la humanidad del sudor generoso y el trabajo de un pueblo nacido de las semillas ancestrales del pasado, ansioso desde siempre por presenciar los amaneceres de un mejor porvenir.
De ese maíz histórico surgieron los valores de hombres y mujeres formados en la unidad de esfuerzos, la visión de orgullo y pertenencia que da la Historia, y también en la formación cotidiana y el desempeño de tareas nobles y productivas, enalteciendo ese pasado glorioso recibido, y manteniendo la presencia de sus valores eternos, porque es con el sudor del trabajo honesto como habrán de regarse los campos productivos del porvenir.
Los hombres y mujeres de hoy enaltecen y aportan testimonios cotidianos de esa alianza entre generaciones, con idénticas raíces y visiones nuevas de unidad en propósitos y acciones.
Es con esfuerzo remunerado, no con lágrimas, que se construye un nuevo porvenir.
Luis Alvarado Alonzo