XI
Lectura de sombras
Continuación…
VI
Estuve contemplando tu rostro a la luz
de la tarde.
En los mundos visitados por los ángeles oscuros
se abrían grandes puertas.
Ahíta de humedad en la enredadera
saca de las cenizas de mi pecho estas aves
que así nacen y en tu ser se convocan.
Mujer: para erigir tu casa contabas con tu amor
–con un amor de tigre y floresta–
y conmigo: aire tengo, lento y desapacible
que mueve sombras, que siempre roba el fuego
y se escapa y consume las praderas y un día, lívido, y sustentando en su tristeza, retorna.
Mujer: he aquí tu casa: estas piedras alzadas
contra el helado tiempo: estas pocas palabras
y esas tercas imágenes que viven en el muro.
Es bien pobre la casa pero al mundo
dan verdad y sentido, belleza, nuestros hijos.
La maldad la ignorancia oprimen estos días.
Los asesinos vienen a sitiar nuestra casa.
Están muy cerca ya nos rodean, disparan.
Deja estas turbias cosas: las horas y la tierra
calcinadas.
Por aquí por aquí.
Tomemos el camino abierto entre
la roca este túnel cavado en las noches
de mi tiempo en los sueños robados a la
abyecta pasividad con que contemplo
a perros carniceros que ladran y asesinan
en nombre de la patria.
Ya nada encontrarán
sino la sombra.
Sino nosotros la casa
es un sepulcro vacío
aguardando otros muertos.
Raúl Cáceres Carenzo
Continuará la próxima semana…