VII
NOCTURNO
Para Aída
con el ansia de mis sueños,
con las fiebres de mi alma
y con mi juventud enloquecida…
Ven. En la noche, cálida y serena,
no hay rumor de follaje ni hay caricias de brisa
en el jardín… Fulgor de luna llena,
que se aleja, tras los montes, a prisa,
bruñendo el cocotal…
Bajo el cielo hay ambiente de fragua
y en la fontana el agua
desenvuelve su cántiga ritual…
Bajo el celoso tul, a mi contacto,
presiento en ti plasmarte la porfía
de un torso en el que mórbido y compacto,
turbando mis sentidos y mis nervios,
perfilan su plural tiranería
dos sonrosados vértices soberbios.
Desgranar quiero en ese torso blando,
fragante y casto como un dulce lirio
todo un raudal de besos incendiando
la gracia de tus formas en delirio.
Férvido impulso de estrecharte a solas,
Ímpetus locos de oprimir tus labios.
mis ansias y tu anhelo entre dos olas
que se enlazan y estrechan sus agravios.
Quiero que a tiempo que tu voz me arrulle,
fuego a raudales de tus labios fluya.
¿Qué sangre ardiente en tus arterias bulle?
Quiero fundir mi vida con la tuya
y que al sentir la mía entre tus poros,
bendiciendo miríficos tesoros,
¡la gloria estremecida se diluya!
Álvaro Peniche Castellanos
Continuará la próxima semana…