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Cuando Phillip Pullman, multilaureado autor de la trilogía bautizada como La Materia Oscura que comprende Luces del Norte/La Brújula Dorada, La Daga, y El Catalejo Lacado, escribe el prólogo de la novela Bajo los montes de Kolima, del autor británico Lionel Davidson, y registra que es “el mejor thriller que he leído en mi vida”, algunos de nosotros que lo admiramos prestamos atención.
Después de todo, Phillip Pullman posee una vívida y asombrosa imaginación, además de un estilo novelístico que nos llena la cabeza de imágenes mentales, además de ser un velado crítico de la religión. Su opinión, entonces, necesariamente es para ser tomada en cuenta al elegir un nuevo autor por leer.
Luego, cuando se lee un poco de la vida de Lionel Davidson –judío autodidacta que perdió a su padre a los dos años, escribió su primera historia cuando tenía 15 años, fungió como telegrafista en un submarino inglés durante la Segunda Guerra Mundial, aprendió a usar una cámara fotográfica y se volvió fotoperiodista detrás de la naciente Unión Soviética en Checoslovaquia, para finalmente dedicarse a escribir–, no deja uno de preguntarse sobre las historias que debió haber vivido. Testimonio de su habilidad y la calidad de sus historias son los tres premios Gold Dagger, otorgados anualmente por la Asociación de Escritores del Crimen a las mejores historias, que recibió durante su trayectoria.
Bajo los montes de Kolima (Kolymsky Heights, 1994) fue la última novela que escribió Davidson, quien falleció en 2009, y es una aventura en la que los hilos conductores principales son la amistad y el amor, aunque el revestimiento sea una historia de espías.
Sucede principalmente en lo que alguna vez fue la Unión Soviética, en un lugar inhóspito en el que se llevan a cabo experimentos que accidentalmente se descubren por medio de un satélite. Un científico ruso desea comunicarse con uno de sus amigos ingleses; le envía un críptico mensaje que logra descifrar, y que comunica a los servicios de inteligencia británicos.
El libro narra inicialmente cómo ese científico ruso, tras perder a su esposa en un accidente automovilístico, recibe como ofrecimiento trabajar en una instalación rusa de investigación en Siberia, bajo condiciones extremas de luz y temperatura. Se ha encontrado un singular fósil que inicialmente se piensa es un mamut, pero es algo aún más intrigante.
Los servicios británicos de Inteligencia, durante el vuelo de uno de sus satélites sobre la Unión Soviética detectan un hecho sinigual que da validez a lo que le ha sido informado al inglés, que por lo tanto amerita investigarse, y esto desencadena la serie de eventos que leemos en la novela.
Entre los múltiples elementos entretenidos de Bajo los montes de Kolima está el “héroe” de la novela, Johnny Porter, un nativo canadiense hábil en dialectos siberianos y rusos, titulado en Biología y Antropología, y con afición a viajar y conocer el mundo. A él se le encomienda contactar al científico ruso y obtener la información que ha ofrecido.
Las labores para lograrlo, las peripecias del viaje, la habilidad de salir de los entuertos, y la interacción humana en una actividad que aún en nuestros días se castiga generalmente con la muerte –el espionaje– manifiestan las dotes de novelista de Davidson, llevándonos a lo largo de la travesía, hasta su conclusión, a sentir el riesgo y las condiciones climáticas de esas estepas rusas, revelándonos secretos y detalles de la vida de los protagonistas, así como las difíciles decisiones que a veces deben tomar.
Después de leer Bajo los montes de Kolima, en la edición de black Alfaguara, queda comprobada la veracidad de las palabras de Pullman y, a la vez, se genera la necesidad de adentrarse en la bibliografía de Lionel Davidson, para poder apreciar mejor su obra y los premios que recibió. Habrá que leer otros de sus libros.
Mentiría si les dijera que me desagrada la idea.
S. Alvarado D.