XIX
El recuerdo de la princesa
Hace mucho tiempo, incluso muchos más años atrás de los que se cuentan ahora, existió una princesa a quien un hada hechizó para mantenerla dormida durante cien años. Era el hada de la treceava campanada del reloj, la campanada que ya nadie quiere recordar y que muchos ya nunca logran contar, pero no tanto por aquello de haber dormido a la princesa, sino simplemente porque les da miedo el número trece. Cosas de humanos.
La princesa estaba consciente de lo sucedido, además de saber lo peligroso que puede ser contradecir a las hadas y sus hechizos, pues había leído desde muy pequeña sobre los seres mágicos. Así, ella no podía usar su cuerpo pues permanecía dormido, pero logró desprenderse de su forma física para caminar por el castillo. Podría decirse entonces que su espíritu, alma o consciencia deambulaba flotando por donde quisiera, pero nadie podía verle ni escucharle.
Cuando decidió salir del castillo, intentó hablar con los pobladores. Pero fue en vano. Luego eligió irse del reino, caminando por las nubes y los mares, para investigar sobre otros pueblos y todos los seres fantásticos que los libros no alcanzaron a enseñarle. Claro, para quienes son parte del mundo mágico era muy sencillo ver a la princesa; algunos la molestaban, otros la querían, pero ella empezó a conocer muchas historias que no sabía, como las peripecias del joven aventurero, aunque no podía hablarle.
Ella estaba ahí cuando se invocó el hechizo que desaparecería definitivamente el nombre del muchacho. Cuando la mente del joven aventurero recordó su nombre, al mismo tiempo surgió escrito en una página del libro de los nombres, el cual se cerraba de inmediato para desaparecer cualquier recuerdo de éste, por completo y para siempre.
A la princesa, en su forma incorpórea, le fue sencillo echar un rápido vistazo al nombre que apareció en el libro. Todos olvidaron para siempre cómo se llamaba el muchacho, excepto ella. Guardó cuidadosamente ese nombre en su memoria entre los recuerdos más importantes de su vida.
FIN DE LA PRIMERA PARTE
La Persona del Sueño
Primera Parte. La Voluntad
Un sastre y su amigo unicornio viajando en un barco – ¡Ayudando al amigo sastre! ¡Qué desastre! – Cuando los Ehuejcu se volvieron huecus – Los huecus de los Ehuejcu – Los huecus – Detectives por la mañana – Detectives por la tarde – Detectives por la noche – Polillita roja – El señor del monte – La persona del sueño sigue por aquí – El abuelo Genaro – Libélula y el nieto – El hechizo para borrar tu nombre – El viaje de la princesa – El libro de los nombres – El recuerdo de la princesa
Segunda Parte. La Vida.
El señor del monte es un niño – El nieto, la libélula y un niño extraño – Sin nombre – Cuando llegan los Chaa – Animal o ser mágico – Abuelita del tiempo y el espacio – Abuela Och – La abuela que se hizo niña cuando subió al cerro – Los que robaron la magia y la llevaron a un castillo – Carta al joven aventurero – Los seres mágicos recuerdan al joven, él se olvida de sí – La princesa ya no lo era – ¿Te has perdido? – Carta para ti – Todo empieza y termina al mismo tiempo
Escrito e Ilustrado por Rubén Camilo Solís Pacheco
