LXXV
EL MIEDO
Desde que principia el niño
a tener inteligencia,
el aya torpe a infundirle
necios temores comienza.
Las madres irreflexivas
le refieren mil consejas
de duendes y aparecidos
de brujas y de hechiceras.
Los ignorantes criados
asústanle por do quiera:
por la noche largos cuentos
horripilantes le cuentan.
No falta el pícaro diablo
en esta obra funesta:
el diablo, de quien le dicen
que a los muchachos se lleva.
El niño crece miedoso;
aún grande, cobarde tiembla;
¡ya la sombra está en su alma
la visión en su conciencia!
Hay madres, hay tristes madres
que en el miedo se deleitan,
¡en las zozobras pueriles
de sus criaturitas bellas!
¡Ya en nuestro siglo no hay brujas
el diablo a nadie se lleva!
¡Basta de susto y mentira!
¡Paso a la luz y la ciencia!
Rodolfo Menéndez
Continuará la próxima semana…