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El papel de la religión en la violencia histórica y tensiones políticas modernas

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El papel de la religión en la violencia histórica y tensiones políticas modernas, tema de análisis en la ALY.
El papel de la religión en la violencia histórica y tensiones políticas modernas, tema de análisis en la ALY.

El domingo 3 de marzo, como parte de las actividades de la ALY, AC, el Dr. Iván Franco (CINAH-Yucatán) presentó la conferencia “La Otra Mirada: Matanzas, mortandades y conflictos político-religiosos en Nueva España y México, 1519-2019”, en el Hotel Plaza Mirador. El Dr. Franco señaló que su charla es parte de una obra colectiva mayor sobre violencia monoteísta en la Historia, en donde el cristianismo juega más que un papel relevante por su papel como religión de Estado, así como sistema religioso dominante por más de dos siglos en gran parte de Occidente.

Explicó que su trabajo está sustentado en tres líneas teórico-conceptuales:

  • La noción de larga duración propuesta por el historiador Fernand Braudel, que toma como eje analítico los 500 años de 1519 a 2019 en los que la religión cristiana es “central para entender, además de la lógica del dominio político, el impacto que como sistema económico, religioso y biológico integrado tuvieron la conquista y colonización europea”, es decir, propiciando condiciones para debacles demográficas, ideológicas, religiosas, lingüísticas y en general culturales contra 90 millones de habitantes originarios de América.
  • Otro eje conceptual, indicó, se basa en los aportes teóricos de Jan Assmann, quien en diversas obras estudia la violencia monoteísta, sobre todo de las tres religiones monoteístas de mayor extensión: judaísmo, cristianismo y musulmana.
  • Finalmente, consideró como base la región para la que existen estudios relevantes y bien documentados sobre su debacle demográfico-cultural: “Mesoamérica”, es decir, el área cultural que el antropólogo Paul Kirkchoff caracterizó con gran acierto a mediados del siglo XX.

Para el Dr. Franco, como sistema “amoroso” y “misericordioso”, la religión católica llegó al Nuevo Mundo (en la Nueva España) a destruir sistemas religiosos milenarios. Fue eje de la debacle humanitaria y cultural vivida entre 1521 y 1621 por todos los pueblos originarios, pues causó la muerte de casi 24 millones de habitantes de casi 800 pueblos y culturas. Hacia principios del siglo XVII solo quedaban entre 1.5 y 2 millones de descendientes prehispánicos. Ese lapso, afirmó, “es uno de los siglos genocidas de impacto (hasta para el cambio climático) más brutales en la historia de los Estados nacionales y/o de los nacionalismos religiosos modernos.”

Señaló que, a partir de 1621, dada la estabilización social, institucional y biológica del contacto, empezó el proceso de europeización religioso definitivo, pero no total de las sociedades prehispánicas, tal como se observa hasta la fecha. Entonces también tomó un sentido “nacionalista” el catolicismo, desde la óptica del Estado colonial, capturado con lucidez, pero con nostalgia, el año 2000 por la jerarquía católica de México cuando, en la Carta Pastoral “Del Encuentro con Jesucristo a la Solidaridad con Todos”, plasmaron su deseo de que, casi como llegó a postular Morelos, “México sea reconocido como una entidad guadalupana,” figura mariana a quien atribuyeron la fundación y nacimiento de nuestro país como nación.

El proceso de europeización religioso perduró hasta 1821 ya que de las entrañas de los cultos originales saldrá la imagen popular con la que terminarán identificándose los grupos mestizos, criollos e indígenas para proyectar y luego fundar la nación independiente. La imagen de la virgen morena se confrontó a las imágenes europeas marianas elitistas, la virgen de los Remedios. Pero también la imagen guadalupana ya no será adoptada por los católicos liberales del siglo XIX, quienes miraban la construcción de la nación junto al catolicismo, pero no determinada por él. Ellos se inclinaron por la separación Estado/Iglesia Católica, y apostaron por un Estado liberal fuerte cuya concreción institucional “aún adolece hasta la fecha del peso y presencia de estratos religiosos”. Ni se diga en entidades como Yucatán, en donde poder, élites, medios y sociedad son, dijo, “parte orgánica del lixiviado católico que marca y trasmina la hoja de ruta de la clase política, instituciones, ideólogos e ideólogas orgánicos, y un sin fin más de grupos organizados en palabra, obra y omisión.”

El investigador agregó que la separación Estado/Iglesia en 1857, premisa para la generación de un Estado moderno “que no solo presuma su tono autoritario,” no definió sin embargo de forma constitucional el principio de entidad laica; esto más bien se congeló durante 153 años, hasta el 2011. Así, el conflicto interreligioso vivido en la Revolución Mexicana, con saldo a favor del autoritarismo civil, solo avanzó un paso más ya que, a pesar de la matriz religiosa de la sociedad, se logró definir la educación impartida por el estado como laica, pero sin que una vez más asumiera esa dimensión en toda su complejidad filosófica, institucional y constitucional el propio Estado. Su concreción, como se sabe el año 2011 y más de siglo y medio después, se debió a una reacción ejercida contra la presión de las jerarquías católicas y evangélicas por conseguir a cambio de más espacios de poder la figura de libertad religiosa en la norma constitucional (art. 24º).

Para el Dr. Franco, la inserción de la categoría “nación laica” en la Carta Magna corrigió en parte el rumbo vacilante del Estado, pero no de la clase política y grandes sectores de burocracia pues estos aún coquetean con resabios tradicionalistas que no coadyuvan en nada al status constitucional laico del Estado. La decisión en este sentido de definir al Estado como laico, dio incluso pie a un arrebato corajudo de la jerarquía católica ese mismo año de 2011 que fue atenuado por el perfil católico de Peña Nieto. Fue, sin embargo y por decirlo de alguna manera, la enésima derrota política de la Iglesia Católica en la historia moderna del país, mas no del catolicismo, que aún influye en espacios diversos públicos y privados. Compartió datos relevantes y hasta la fecha aceptados sobre el impacto de las guerras y conflictos religiosos, lo que se exponen en el cuadro siguiente:

Guerras, tensiones y conflictos religiosos en Nueva España y México, 1521-2019

Proceso de: Años: Número muertes:
Conquista/colonización 1519-1621 23,500.000
Nueva España (estable) 1621-1810 Indefinido
Guerra Independencia 1810-1821 250,000 a 500,000
Guerras XIX 1821-1910 Indefinido
Revolución Mexicana 1910-1921 1,000.000
Guerra Cristera 1926-1929 250,000
Nacionalismo Revolucionario 1929-1992  
Gobiernos Neoliberales 1992-2012  
Peña Nieto 2012-2018  
AMLO-Morena 2018 Apoyado por 63% de votantes creyentes

Para el Dr. Franco, la histórica resolución de 2011 fue logro de un movimiento liberal de amplio espectro (en donde destacaron localmente las acciones de la ALY), hasta cierto punto periférico e inesperado, frente a la creciente y no tan soterrada actitud confesional de la clase política de ese período. Ahora bien, sin rivales de temer entre factores liberales de peso o movimientos sociales críticos (AMLO y Morena hasta el momento parecen tener una agenda conservadora en temas “clutch”), las tensiones principales de los sistemas religiosos son ahora:

  1. La globalización del conocimiento que permite el internet y las redes digitales, ya que generan pérdida del sentido de autoridad de la población (visible en la generación millennial) hacia figuras patriarcales y matriarcales de base religiosa.
  2. La cruzada contra el matrimonio igualitario y la equidad de género que ellos nombran como “ideología de género”, sin escuchar los reclamos que dentro de su propia estructura patriarcal realizan sectores de mujeres “al servicio de una deidad masculina”, o sea, Jesús.
  3. La liberación sensual y sexual auspiciada por el arte y la mercantilización y sobreexposición mediática del cuerpo humano mediante la cultura del hedonismo, tomando este como un concepto amplio de prácticas asociadas al consumo frívolo de todo, incluida la religiosidad y sus símbolos a través de la tecnología o la cultura de las apps.
  4. Las inconsistencias teológicas y pastorales de los sistemas religiosos ante las desaforadas prácticas de sus miembros, en particular de la Iglesia Católica; corrupción financiera, alto porcentaje de homosexualidad interna, la brutal geopolítica de abusos sexuales y la pederastia, la tienen en una dispareja espiral de descrédito mundial; esto porque, en espacios donde esa información es administrada en contubernio con el poder político y mediático (como México), la crisis no parece estar haciendo mella.

La conferencia fue un punto de toque y una contribución importante para entender la presencia de lo religioso en la política de México y de Yucatán. Una valiosa aportación de la ALY y de su grupo dirigente pues, una vez más, puso el dedo en la llaga de los temas de mayor trascendencia en el actual momento histórico de México.

Enhorabuena.

Luis Alvarado Alonzo

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