Visitas: 0
LXXIX
A MI ALMOHADA
Compañera de insomnios abnegada
que recibes mi frente en su quebranto,
no me extraña que estés hoy tan ajada
y que en la noche envejecieras tanto…
¡Fue tan larga y penosa la jornada
y es tanto y corrosivo el llanto!
Pero no digas nada,
comparte mi secreto y solamente
cuando llegue la noche sosegada,
hablaremos los dos muy quedamente;
y fiel, cual pecho de una esposa amada,
cobijarás mi dolorida frente.
Y cuando llegue la eternal partida
y me abandonen en mi triste lecho,
porque piensen que ha huido con la vida
la luz divina que albergó mi pecho,
no quedarás sola, vieja almohada…
¡Irás conmigo a mi postrer morada…!
México, D.F. 1924.
Alfredo Aguilar Alfaro
Continuará la próxima semana…