Casi todos los animales poseen, junto con su piel, algún tipo de barrera que los protege de cualquier agente externo como el sol, el frío, o el agua, aparte de ser una herramienta que les facilita el desarrollo de sus múltiples actividades. Estas barreras pueden ser pelo, plumas o escamas.
Los animales tienen su cuerpo cubierto por piel. La forma en que tienen cubierto su cuerpo depende del hábitat en que viven, su tipo de alimentación y su modo de desplazarse. Por ejemplo, muchos de ellos poseen plumas sobre la piel, como es el caso de las aves; los mamíferos tienen el cuerpo cubierto de pelos; en el cuerpo de los peces y los reptiles encontramos escamas. Por último, los anfibios tienen la piel desnuda.
No sabemos cuándo surgió el pelo, ya que generalmente no se conserva en los fósiles.
El pelo, o el pelaje, está compuesto de una sustancia denominada queratina (una estructura proteica) y crece de los folículos situados en la dermis, una capa profunda de la piel. Si bien en la piel humana solo crece un pelo de cada folículo, los animales poseen dos tipos de pelo, y ambos nacen del mismo folículo: el pelo profundo y el pelo protector, y cada pelo protector está rodeado por entre seis y doce pelos profundos. El pelo profundo constituye el manto inferior; como su nombre indica, se encuentra lo más cerca posible de la piel, es especialmente suave y fino, y actúa como un perfecto aislante gracias a su densidad. El pelo protector forma el manto superior del pelaje, que tiene una estructura más basta. También es más grueso y más largo, y está situado encima de la capa inferior de pelo. El manto superior ayuda a prevenir lesiones en la piel del animal, forma una capa aislante adicional y, en cierta medida, determina el aspecto del animal debido a su propio color único.
En los mamíferos modernos, el pelo sirve para aislar, como señal, para proteger, y para percibir los alrededores más cercanos. El aislamiento sirve para conservar el calor, pero también, como en el caso de los animales desérticos diurnos como el camello, para proteger del calor excesivo.
En la mayoría de las especies, el color es probablemente críptico, semejante al fondo sobre el cual vive el animal. En algunos casos, como las llamativas rayas de las cebras o tigres, la coloración críptica sólo puede ser adecuadamente apreciada cuando se observa al animal contra su fondo natural.
Muchos mamíferos son dorsalmente oscuros y más claros ventralmente, un patrón que se denomina contracoloración. Esto resulta razonable en el caso de las especies acuáticas o arborícolas (los predadores que están más arriba ven un dorso oscuro, semejante a las oscuridad de las profundidades o el suelo del bosque que se halla debajo, mientras que los predadores ubicados debajo ven el vientre claro contra la luz que se filtra desde arriba).
El pelo de los osos polares es hueco y transparente, pero se ven blancos por la forma en que reflejan la luz. El aire que contienen estos tubos resulta un buen aislante térmico y sirve a los animales para mimetizarse con el entorno.
El sistema de mantenimiento del calor corporal se complementa con una piel oscura y una espesa capa adiposa. Su papel es menos claro en el caso de los numerosos roedores terrestres y nocturnos que tienen coloración de este tipo.
El pelo también brinda, mediante su coloración, un medio para hacer señales a otros miembros de la misma especie (por ejemplo, la cola blanca del ciervo del mismo nombre, que los animales muestran al huir como señal de peligro) o miembros de otras especies (por ejemplo, el patrón contrastante de los zorrinos listados, una advertencia a los depredadores). El pelaje también sirve para proteger la piel de la abrasión y del exceso de radiación UV y proporciona, mediante vibrisas especializadas, sentido del tacto, usado para localizar presas o conducirse en la oscuridad total.
Las diferencias en el pelaje de la mascota dependen de la raza y de la genética individual. Los tipos de pelaje se clasifican de acuerdo con el grosor, la longitud y la estructura del pelo.
Las mascotas más comunes en el hogar suelen ser los perros o los gatos, animales que poseen pelo que está formado por tres distintas capas de estructura celular. Estas capas, aparentemente insignificantes, tienen una importante función de protección a los agentes externos, sobre todo frente a la temperatura. El pelo, y su disposición en la piel, crea una capa de aire alrededor del animal que sirve como aislante, manteniendo una temperatura aceptable en invierno y evitando el sobrecalentamiento durante los meses de verano. También evita que los animales se mojen y que el agua les penetre dentro de la piel. Otra de sus muchas funciones es proteger al cuerpo mecánicamente de las agresiones físicas del medio, amortiguando los golpes y los pinchazos, y evitando sufrir roces contra superficies abrasivas.
Debido a todo lo anterior, surgen algunas interrogantes como cada cuánto tiempo se les debe bañar, y si es bueno cepillarles. En cuanto al baño, no se recomienda hacerlo con demasiada frecuencia ya que se pierde la capa natural de grasa que cubre la piel y el pelo que los protege del agua y de las infecciones. Una vez al mes es más que suficiente si queremos darle un buen baño, y siempre utilizando productos especiales.
También resulta conveniente cepillarles para quitar el pelo muerto y la suciedad, de paso va oxigenando la piel.
No es muy recomendable cortarles el pelo en el verano, con mayor razón si el animal tiene por propia naturaleza el pelo largo o semi largo. Las razas sin pelo tienen poco o nada de pelo.
Algunos ejemplares de estas razas presentan mechones de pelo discernibles en la cabeza. Hay que tener mucho cuidado de proteger e hidratar su piel.
Dra. Carmen Báez Ruiz
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