III
Otro humorista auténtico –aunque su espíritu llegó a verse atenazado por los garfios de la Divina Locura– fue el coronel Ricardo Villajuana, famoso héroe de la Guerra de Castas y de las contiendas intestinas que tanto abundaban en aquellos días en la planicie yucateca.
Pocos de los que saborearon –allá por el año de 1890– el famoso Soneto a Caco, del Coronel Villajuana, llegaron a reconocer sus méritos de poeta vanguardista, digno de figurar entre los mejores cultores de la poesía pura –esa poesía ajena a todo contenido conceptual que, como dijera Alfonso Reyes en su obra magistral La Experiencia Literaria, está ligada, como la música pura, nada más que a la armonía auditiva.
El mencionado Soneto a Caco dice como sigue:
De Caco la porfía es ciega y terca,
como mico él o cuco el concubino;
sótano sotabanco del tocino,
pregonado al estilo de la Meca.
Que en expendio legal y turco cerca,
sin vendaje vender es desatino;
flemático y curvo cuasi el campesino;
imita el de Turquía al chichimeca.
Barbilampiño en banco de mercado cerca
con turcos matanceros de cochinos,
que allí veis en velópedo cercado,
vendiendo cerdos de Cerdeña finos
al precio de la plaza y al contado,
con Caco y Mico, allá en desatinos.
No menos sabroso es el poema que dedicó el Coronel Villajuana, en un día feliz, a su burro; es una joya lírica digna del jitanjaforista Luis Pales Matos, que reproducimos a continuación:
Al Campero:
Briagos de placer que era un contento,
extasiado carcajear y su sonrisa;
vértigo que enajena y diviniza
al arpegio de su lira el instrumento.
Bello paladín que en su convento
vedado a su cortijo cacariza;
ramal de fregona que tapiza,
acorralen en su tósigo al jumento.
Hacia el fresno detenido el majo,
a otero de los valles se dirija;
atalajen a los dos para el trabajo.
Del torvo ceño la mirada fija,
desciende precursor el limpio tajo
al arco del violín y la clavija.
Como habrá podido advertirse, los versos del Coronel Villajuana eran por lo general sonoros, bien medidos, con todos los acentos poéticos en su sitio, de modo que exhalan el encanto donoso de aquella famosa Murga gaditana, también mencionada por el consagrado autor del “El Deslinde”:
Garibaldi chupaesponjas,
cara de perro de presa,
es más feo que Tarquino
de los pies a la cabeza.
Piripatúliqui, patúliqui, patúliqui,
Sacalapántica, patúliqui, mulática,
Peripatúliqui, patúliqui, patúliqui,
Sacalapán, sacalapún, sacalapín.
Conrado Menéndez Díaz
Continuará la próxima semana…