VII
ROSAS
EN MEMORIA DE LA SRITA. MARINA ZAPATA AZNAR
A tu lecho de gasas vaporosas
que amortiguan la llama de los cirios,
¡oh, virgen, llego a deshojar mis rosas!
¡oh, virgen, llego a deshojar mis lirios!
Lirios fueron tus manos perfumadas
y rosas tus mejillas hechiceras…
Las rosas, con los lirios desposadas,
recordarán por siempre lo que eras.
¿Por qué, por qué te fuiste?
¿Por qué, abreviando el término del viaje,
¡ay! te desvaneciste
como en el cielo azul tenue celaje,
como un fulgor en el ocaso triste?
La juventud venía
alborozada a enguirnaldar tu senda,
y eran las mensajeras de su ofrenda
el hada Amor y el hada Poesía…
El Amor, hecho un vago
ensueño, te decía
meciéndote en las ondas de su halago:
“Oh, dulce virgen mía:
florecerá la tierra que tú huellas,
perfumará el aliento que tú expiras,
bajarán a mirarte las estrellas,
para cantarte se unirán las liras…
En los huertos floridos
si a ellos llevas tu plácida hermosura,
con más ternura arrullarán los nidos
para ofrendarte un salmo de ternura.
Visión arrobadora,
poblaré con divinos devaneos
tus sueños de ángel, y al lucir la aurora
tuyos serán del ave los gorjeos.”
¿Por qué el conjuro del Amor no oíste?
¿Por qué, abreviando el término del viaje,
¡ay! te desvaneciste
como en el cielo azul tenue celaje?
También la Poesía
arrullando tus sueños, melodiosa,
en rítmico lenguaje te decía:
“¡Oh, flor de gracia, oh, diosa:
a tus labios de vívidos claveles
irán a perfumarse mis rondeles
como van las abejas a una rosa!
Engarzaré en los límpidos raudales
de tu mirada fulgurante y pura
una sarta gentil de madrigales…
En dos versos de nítida tersura
Haré a tus cejas dos arcos triunfales…
¡Y en metro de Anakreón que se desliza,
como entre frondas jubiloso el aire,
celebraré lo ingenuo de tu risa,
su gracia, su donaire!”
¿Por qué el reclamo lírico no oíste,
oh, flor de gracia, oh, diosa,
y te desvaneciste
como un fulgor en el ocaso triste?
…………………………………………
Amortajar en la tiniebla fría
la pompa de una flor, que en la mañana
fue perfume y color y lozanía…
Congelar el cristal de una fontana…
Ahogar en sombras el naciente día…
Encerrar un arco-iris en la tumba…
Hacer que un orto, que fulgores vierte,
en un ocaso lóbrego sucumba…
…¡Eres absurda, oh Muerte!
José Inés Novelo
Continuará la próxima semana…