Atisbando el Arte
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
La comunicación vía internet con el musicólogo José Ruiz Elcoro que dio pie a mi artículo anterior sobre Rosita Fornés ya dio sus primeros frutos de nuestros lectores Latinoamericanos, por lo cual intentaré escribir sobre esta vedette que dejó huella en todos los escenarios que pisó. Viajaré al Arcón de los Recuerdos para desempolvar algo de su estadía en la Ciudad de México y en nuestra ciudad de Mérida de Yucatán.
Rosita Fornés, conocida como «La vedette de Cuba», cumple este domingo 95 años de una prolífica vida dedicada al arte, lo que la ha convertido en una de las figuras más queridas en la Isla.
A pesar de ser una de las actrices y cantantes más conocidas del espectáculo en Cuba, nació en febrero de 1923 en Nueva York. La llamaron entonces Rosalía Palet Bonavia. Sus padres, españoles de nacimiento, habían viajado a esa populosa ciudad estadounidense donde el matrimonio tenía planes de establecerse y “comenzar una nueva vida”.
La Fornés interpretó zarzuelas, entre ellas la famosa Cecilia Valdés, obras de teatro, y musicales en los escenarios más prestigiosos de la época y, paralelamente a su triunfo en el espectáculo, se consagró a una importante labor en la radio.
Con poco menos de 23 años alcanzó reconocimiento a nivel internacional, sobre todo en México, donde actuó en las instalaciones de mayor prestigio y en varias películas como Se acabaron las mujeres (1946), La carne manda (1947), Cara sucia (1948), y Mujeres de teatro (1951).
En el país antillano se presentó en los festivales de Varadero, en la mayoría de los clubes y espacios nocturnos, así como en la televisión y la radio. Su fama también llegó hasta países ex socialistas como URSS, Hungría, Bulgaria y Rumania. En Cuba participó en varias películas, y todavía muchos recuerdan su carismático papel en la comedia de enredos Plaff.
Durante sus seis décadas de trayectoria artística pudo trabajar con los grandes de su tiempo como Libertad Lamarque, Hugo del Carril, Luis Sandrini, Rita Montaner, Bola de Nieve, Benny Moré, María de los Ángeles Santana y Esther Borja.
A raíz de su cercano cumpleaños, agradeció al público que le ha profesado admiración durante su larga vida: “Ese ha sido el premio más grande que yo haya podido tener como artista: la manera en que me ha recibido el público, cómo me ha querido siempre. Con eso me bastaba. Yo nunca me creí la mejor. Nunca. Nunca me dije: “Esto o aquello me sale mejor que a nadie.” Yo siempre me he encontrado defectos. Hacía la obra, me salía, pero siempre me decía: “Fallé en esto, en esto y en aquello”. Claro, era algo muy íntimo, me callaba la boca y no se lo comentaba a nadie; pero me servía mucho analizarme. Pero, en definitiva: estoy feliz porque he tenido una vida muy bonita.”
Considero al pianista José Ruiz Elcoro su biógrafo más puntual y profesional, por su amistad y cercanía con Rosita, esta fantástica mujer, talentosa y amable de la que en algunos momentos pude estar en forma cercana, tanto en Mérida como en La Habana, en Cuba.
Conociendo su sensibilidad, me permitiré reproducir en forma textual la comunicación que ayer recibí de la Aldea de Guantánamo –así describía el poeta Regino Boti su solar natal. He aquí la correspondencia recibida de la Secretaria de la Asociación Nacional de Tríos de Cuba y funcionaria del Centro Provincial de la Música, ya jubilada, la escritora Flora González Renda, una más de nuestros lectores de Diario del Sureste en Cuba:
“Buenas tardes, Alfonso Hiram,
“Con mucho gusto he leído lo que me has enviado y publicado de Rosa Fornés. Desde muy joven fui su admiradora y tuve el placer de conocerla personalmente cuando, en la década de los ochenta, vino a Guantánamo para actuar en el Teatro Huambo en un monólogo –Confesión en el Barrio Chino– que escribió para ella el dramaturgo Nicolás Door a quien conocí en casa de la Dra. Florentina Boti; después de la representación, Flora invitó a Rosita a que la visitara, lo que hicimos saliendo del Teatro, antes de retirarse al Hotel Guantánamo –del que fuiste padrino en su reinauguración en el 92. La impresión fue muy grata: de conversación pausada y en voz baja de una persona muy afable.
“Unos años después, en los 90, en pleno período especial, tuve el honor de atenderla personalmente en el Hotel Guantánamo, cuando vino en una gira artística que recorrió varias provincias y comenzó en Guantánamo, específicamente en Baracoa. Aquí actuó 3 noches en el Cine Guaso con un elenco de primera entre los que se encontraba el Acuarelista de la Poesía Antillana Luis Carbonel, con quien actuaste en Cienfuegos en el Teatro Luisa y en el Terry, en el Primer Festival “Benny Moré”. Él ya falleció. Fue una persona muy agradable, con mucha educación y cultura con quien disfrutaba compartir en el horario de almuerzo en la misma mesa.
“A Rosita la visitaba diariamente en su Suite para conocer cómo se sentía y si necesitaba algo. Siempre estuvo muy conforme y agradecida, teniendo en cuenta la situación que atravesaba el País. Ella hacía sus comidas en la Suite, de la que solo salía para ir al Teatro. Siempre había público en el lobby para verla de cerca y saludarla antes de salir. En el último día me pidió que deseaba comer en el restaurante, pero en el horario que ya estuviera cerrado. A mí me tocó arreglarlo todo en la cocina y con la capitana Estrella –¿Te acuerdas de ella?– para que la atendieran fuera de horario. Ya en el restaurante, me invitó para que la acompañara, yo había comido, pero no podía dejarla sola; además, fue un gran placer. Entre bocados, conversamos mucho. Ella me preguntó si tenía hijos y nietos –en ese tiempo tenía solo a José Javier. Ella me habló de los suyos y me sentí agradecida de haber tenido el placer de conocerla y atenderla para admirarla más. Gracias, Alfonso, por no olvidar este rincón oriental de la isla. Saludos a tus compañeros del Diario del Sureste. Les he dado a todos tus conocidos el correo del Diario y cuando van a sus oficinas abren sus computadores. Debo decirte que se han leído algunos artículos del periódico en CMKS, algunos relatos en el programa “Bajo el Cielo de México” y envían saludos Juan Guilarte y el colectivo de trabajo de la emisora. Saludos familiares. Flora.”
Conociendo la afabilidad de Rosita, le hacemos este regalo nostálgico de su quehacer artístico. Estas letras son el fruto de sus acciones en la vida y en la de los que tuvimos la suerte de conocerla.
Desde estas líneas, nuestro agradecimiento a Rosita Fornés, José Ruiz Elcoro y Flora González Renda, por apoyar nuestra causa periodística. Gracias a todos.
Bibliografía
Fotos tomadas de Wikipedia, ilustraciones Google y archivo personal.
ESTIMADO HIRAM: SI NO FUESE POR TÍ, SE PERDERÍA TAN BELLO ANECDOTARIO,SIEMPRE RECORDAREMOS A ROSITA FORNÉS EN SUS PELÍCULAS, AFORTUNADAMENTE PARA LAS PERSONAS QUE NO LA CONOCIERON LA PUEDEN VER EN LAS TARDES DE PELÍCULAS MEXICANAS QUE PASAN EN UNA TELEVISORA COMO UN HOMENAJE A LOS GRANDES ARTISTAS Y LA MÚSICA DE ANTAÑO CON MAGNÍFICAS ORQUESTAS, DE AQUELLAS QUE FUERON DESAPARECIENDO Y SÓLO NOS QUEDA SU RECUERDO Y ALGUNAS GRABACIONES QUE NOS DESPIERTAN NUEVAMENTE Y NOS HACEN PENSAR EN LA ÉPOCA LLAMADA DE ORO. GRACIAS POR RECORDARNOS CON GRAN NOSTALGIA. fERNANDO.
https://www.facebook.com/reygonzalez777reinoso/
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