La ansiedad es la característica mental más destacada de la civilización occidental.
R. R. Willoughby.
La ansiedad es la más común y universal de las emociones. Es sinónimo de congoja o preocupación ante acontecimientos futuros, o situaciones de incertidumbre. Es la anticipación temerosa de peligro inminente, acompañada de un sentimiento intenso y displacentero, o de síntomas físicos ubicados en cualquier zona corporal. Implica el presentimiento de que “algo grave va a ocurrir”.
Se afirma a menudo que el tipo de vida de la sociedad actual tecnológica, urbanizada y competitiva genera mucha ansiedad. Sin embargo, ansiedad ha habido siempre en toda época.
Existe una ansiedad normal, ligada a las situaciones que vivimos, que cumple una función adaptativa y prepara a la persona para la ejecución de tareas, o alerta frente a posibles amenazas con el fin de salir adelante o sobrevivir.
Sin embargo, la ansiedad puede ser patológica cuando no se presenta como respuesta proporcionada frente a un estímulo, o si su intensidad y duración exceden de los límites aceptables. En tales condiciones pierde su función de adaptación y se convierte en un problema.
Cuando la respuesta emocional no coincide con peligros reales, y este estado de alerta exagerada interfiere con el desempeño o estado afectivo de la persona, hablamos de un estado patológico de Ansiedad.
En estudios realizados por el Sector Salud en el 2016, se estima que al menos 14. 3 % de la población mexicana padece un trastorno de ansiedad generalizada, siendo esta la enfermedad mental más común del país, siguiéndole la Depresión y las adicciones.
Los trastornos de ansiedad podemos dividirlos en:
- Ansiedad generalizada. La ansiedad y preocupación está presente la mayoría del tiempo y casi por cualquier cosa. Este trastorno puede interferir en tu día a día. Para determinar si se padece ansiedad generalizada, la sensación de ansiedad debe darse la mayoría de los días, durante un período de 6 meses seguidos.
- Trastornos de pánico. La diferencia con la ansiedad generalizada es que los síntomas del pánico son más agudos, y pueden causar problemas psicológicos o físicos.
- Trastorno obsesivo-compulsivo. Son pensamientos o ideas ansiosas que pueden influenciar nuestro comportamiento.
- Fobias. El miedo se concentra en una situación, objeto o actividad determinada.
- Estrés postraumático. El desencadenante de este tipo de ansiedad es haber vivido alguna situación traumática en la infancia y se encuentre reprimida.
Entre los factores que pueden contribuir a la formación de un trastorno de ansiedad se encuentran: los factores hereditarios, el ambiente adverso, eventos traumáticos, sufrir demasiado estrés, vivir cambios radicales, etc.
Síntomas de ansiedad
Podemos dividirlos en grupos, ya que son muy variados y afectan a casi todo nuestro cuerpo:
- Físicos. Taquicardia, falta de aire, temblores, sudoración, nauseas, vómitos, dificultad motora, mareos entre otros.
- Psicológicos y conductuales. Sensación de peligro constante, inseguridad, inquietud, agobio, estado de alerta, bloqueos, impulsividad.
- Cognitivos. Confusión y dificultades para concentrarse o prestar atención.
- Sociales. Dificultad para expresarse, irritabilidad y ensimismamiento.
¿Cómo prevenirla?
Para prevenir y combatir la ansiedad es importante llevar un estilo de vida saludable, practicar ejercicio regularmente y al aire libre para despejar la mente y, por último, optar por practicar técnicas de relajación.
Si es imposible llevar un control y distinción entre los factores estresantes y los síntomas de ansiedad, es necesario consultar a un especialista de salud emocional para la valoración.
Los trastornos de ansiedad son altamente tratables con medicamentos como antidepresivos y ansiolíticos, dependiendo del grado de ansiedad. Llevar un trabajo psicoterapéutico logrará elevar la calidad de vida del sujeto y su entorno personal.
«Allí donde el agua alcanza su mayor profundidad, se mantiene más en calma.»
Shakespeare
Psic. Jimena Báez
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Psicología Clínica.