A LOS SOCIALISTAS:
Débese la publicación del presente libro a la generosidad del Gobernador del Estado, profesor Bartolomé García Correa, quien desea que la memoria del Mártir Felipe Carrillo Puerto sea perdurable.
Palabras muy Necesarias
Al escribir estas líneas no tratamos de hacer un libro, pues ello implica una labor más ardua, más delicada y de mayor responsabilidad, sobre la actuación política y social del apóstol Felipe Carrillo Puerto. Nos limitamos únicamente a dar en este “Anecdotario” los puntos más salientes del desenvolvimiento humano del hombre que, desde lo más trivial de su infancia y de su juventud, fue demostrando el mandato a la predestinación hacia un fin consecutivo como era el nobilísimo que lo llevó a ofrendar su existencia en aras del bien común.
Tal vez para espíritus mediocres, algunos detalles de su vida aparecerán como cosas triviales, inútiles sin ninguna importancia; pero, para el honrado observador o, por mejor decir, para el psicólogo, en su análisis natural y desapasionado, meditará sin duda alguna sobre cada acto, cada detalle, cada pasaje de la vida múltiple de Carrillo Puerto, y no se equivocará sin duda alguna, dentro de un concepto lógico de que iba rumbo por un destino trazado de antemano por su espíritu inquieto y reformador.
El que esto escribe no ha querido otra cosa sino que los obreros y campesinos, a quienes sirvió magnánimamente, y la juventud socialista que hoy se levanta, más que nada, vean como, cuando el hombre está predestinado para llevar en la vida una noble labor de justicia y esperanza, tiene que vencer, aun a costa de miles de tribulaciones, aun hasta llegar al sacrificio, todos los obstáculos y contrariedades que la lucha exige invariablemente; y que cuando hacen falta las dotes características, el impulso vidente y la iluminación, nada comunes, es inútil que alguien se atreva a cargar con la cruz de las nobles causas porque, lejos de ser el Cristo salvador sería única y ridículamente el nefasto Cirineo.
Debo mucho en la redacción de este trabajo a los interesantes datos familiares que, con toda espontaneidad y nobleza, quizá solamente por la sincera fraternidad que nos une, me dio Gualberto Carrillo Puerto, hermano de Felipe, quien espera como todos nosotros que algún día la vindicta socialista quede satisfecha.
En un próximo libro que sobre la actuación política y social de Felipe Carrillo publiquemos, seremos más amplios y documentados, y sabremos deslindar, de una vez por todas, el cargo que infundadamente se hace a los socialistas de que no se aprestaron a defender a su Apóstol; cargo éste que solo pueden hacerlo las personas que ignoran completamente los acontecimientos que se sucedieron durante aquellos días trágicos del delahuertismo, y sobre las tendencias con que caminaba digna y noblemente el Partido Socialista.
Para nuestro objeto, basta con lo que hemos delineado.
EL AUTOR.