En una época de mi niñez viví etapas de experiencias inigualables e inolvidables. En particular, en mi memoria se conserva una que viví cuando tenía 12 años. Una persona muy querida me enseñó a tener aprecio a las tierras y a los cultivos. Con sus sabios consejos me decía que “antes de tumbar y sembrar hay que pedir permiso al Yum Kax” (señor o dios del monte).
Es así como debe comenzarse lo que es el ciclo de cultivo de una milpa: pidiéndole permiso al Yum Kax para, luego, empezar a tumbar. Después de que se haya cortado o tumbado lo que se quiere o corresponda, se hace una guarda raya protectora alrededor de la futura milpa con una medida de un metro de distancia.
Se invita a los campesinos que estén haciendo lo propio a apoyarse mutuamente. A continuación se prepara un varejón que se corta o se florea para que sirva como una antorcha que será encendida para comenzar la quema, de manera ordenada y según el sentido de los vientos.
Terminada la quema, se observa que se haya consumido todo lo tumbado y se apague. Entonces, los campesinos involucrados toman una bebida que se conoce como “sacab”, de la que también se invita al Yum Kax. El Sacab es una bebida hecha de elotes de cosechas del año anterior.
Con esto se termina o acaba la primera etapa. Entonces se espera un tiempo aproximado de 15 días, o cuando caiga la primera lluvia, para iniciar la siembra.
La siembra se hace con un recipiente colgado del cuello, algún sabucán, o/u otro traste, que contiene las semillas de maíz y un instrumento que se llama Xul.
El Xul es una herramienta de madera con punta de metal que mide casi dos metros.
Para sembrar, se clava el Xul y, antes de sacar la herramienta, el sembrador deposita 3 a 4 semillas de maíz. Generalmente se agregan una o dos semillas de calabaza, y la distancia entre cada sembrado es un paso del sembrador o campesino, una distancia de 20 centímetros, aproximadamente.
El campesino entonces espera a que las semillas germinen, siendo esta la etapa que requiere mayor cuidado, por los pájaros y los gusanos que afectan la siembra. Adicionalmente, en esta etapa el campesino tiene que desyerbar, puesto la limpieza es esencial.
Después de esta época crítica, la planta empieza a crecer hasta espigar. Es entonces que ya se puede decir que inicia la fase final, cuando empieza a formarse lo que tradicionalmente es el elote y se espera que esté apto para cosecharlo.
Los frutos de la primera cosecha son para darle las gracias al Yum Kax por darnos unos buenos elotes. Se prepara el Sacab con bebidas especiales. Un Xmen o sacerdote maya hace más formal la cosecha con la ceremonia inicial de pedir permiso y para dar las gracias al Yum Kax. Cabe mencionar que la bebida se hace con los elotes nuevos cosechados de la milpa para que el señor de monte otorgue su aprobación para continuar con la cosecha.
La planta cosechada se dobla. De esta forma la milpa cumplió con su ciclo de alimentar a los hijos de la tierra como hace miles de años, por ello, la gratitud al dios protector Yum Kax va mezclada con el respeto a su memoria. De ahí que en las ceremonias previas y finales de la siembra su nombre e invocación estén presentes.
Héctor Tuz Xul