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El impacto de Mike Manzur en las nuevas generaciones

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Mis primeros encuentros con el rock se dieron a través de mi hermano mayor, Enrique. Eran los finales de la década de los 70, y él tuvo a bien obsequiarme varios de los elepés de su colección entre los que había verdaderas joyas de Creedence, Janis Joplin, The Doors, Los Beatles, Santana, Deep Purple y otros más… Mi vida dio un giro absoluto y a partir de ese entonces comencé a comprar discos de todas aquellas bandas que conocía a través de la revista Conecte.

 En 1980 adquirí el álbum “Led Zeppelin II” y entonces sí: quedé para siempre atrapado en la magia musical del llamado fenómeno musical del Siglo XX.

Como a muchos, la muerte de John Lennon en diciembre de ese año supuso un terrible golpe anímico. Prácticamente sentí que había muerto un hermano mayor, ocasionando que mi madre se preocupara en extremo por mi prolongada depresión.

 A principios de 1981, contando con 17 años de edad, supe que en el teatro del STIC se presentaría el grupo Stratus, liderado por el guitarrista Mike Manzur, un músico al que jamás había escuchado pero del que se contaban cosas asombrosas. No recuerdo como logré convencer a mi amigo boxeador Pedro Bacab para que me acompañara, pero junto con él asistí a aquel concierto inolvidable.

 Ante un lleno a reventar, el grupo conformado por el bajista Miguel Barrera “Barrerita”, el baterista y cantante Luis Rodríguez “El Foco” y Manzur en guitarra, presentó una actuación sobrecogedora. Apenas podía creer que a metros de nosotros aquellos músicos desgranaran un repertorio de grandes clásicas con tal calidad interpretativa. “Dead Alley Driver” de Rainbow, “Tom Sawyer” de Rush, “Europa” de Santana, “Smoke on the Water” de Deep Purple”, además de piezas propias de Mike, como “Nightmare” y “Helloween” me erizaron la piel. ¡Qué grupazo! Incluso Pedro, que no gustaba del rock, quedó impresionado por tal virtuosismo. El olor a “tapete quemado” invadió el recinto y los gritos de “¡otra!”, “¡otra!”, resultaron obligatorios. Los sonidos que Manzur sacaba de su lira causaron en mí tal impacto que me sentí afortunado de poder gozar en vivo de su talento.

 En diciembre de aquel año participé en un concurso organizado por el Grupo Rivas, en el cual se rendía homenaje a John Lennon en el primer aniversario de su muerte. Tuve la fortuna de ganar el primer lugar en gráfica y asistí a la premiación que se llevó a cabo en el Parque de las Américas, donde recibí una colección muy completa de elepés del cuarteto de Liverpool. Allá mismo me topé con una agradable sorpresa ya que dentro del festival musical estaba incluida la actuación del grupo Stratus. En esa ocasión interpretaron varias rolas de los Beatles, algunas cantadas por el “Foco”. “Oh Darling” fue cantada muy bien por “Barrerita”, pero lo más sobresaliente fueron las versiones instrumentales que Mike Manzur realizó y que dejaron boquiabiertos a todos los presentes. ¡Vaya manera de transformar y proyectar aquellas obras maestras!

 A Stratus los escuché por última vez en un carnaval que supongo era el de 1982, en un pletórico Paseo de Montejo. Aquello fue lo más cercano a un concierto masivo para mí, con miles de personas clamando por más rock y llegando al éxtasis que sólo aquel guitarrista era capaz de propiciarles.

 Pasaron muchos años y a mediados de los ochentas conocí al coleccionista Jorge Cervera en los estudios de Sistema Radio Yucatán (hoy Sistema Rasa) cuando realizábamos el programa “Club Amigos del Rock”. Iniciamos una fuerte amistad que se fue consolidando gracias a la pasión que ambos sentíamos por el rock, a pesar de la diferencia de edades. Obviamente los dos sentíamos un profundo respeto por Mike y añorábamos su presencia en Mérida pues, como muchos saben, el maestro decidió radicar en Cancún donde creó escuela y consolidó el rock y el blues.

 Ya en la década de los noventa dimos forma al programa de televisión “Metalmorfosis” que se transmitía en el canal 13 local, además de organizar infinidad de conciertos privados donde dábamos espacio a bandas de los más diversos géneros. Fue entonces que nos enteramos que Manzur actuaría en Mérida, en apoyo a la campaña política de su amigo Carlos Bojórquez. En el parque de Mejorada, junto a otros grupos, Manzur se presentó acompañado del famoso “Borrego” en guitarra y flauta, Conrado Roche al bajo y Luis “Foco” Rodríguez en batería y voces.

Aunque la mayoría de los asistentes eran jóvenes, pudimos detectar y saludar a diversos veteranos, antiguos fanáticos de Manzur que habiéndose enterado de su presencia asistieron para ser testigos de una actuación sui generis.

Recuerdo que cuando Mike atacó con un intro explosivo para dar paso a “Nightmare” se escuchó una aclamación de sorpresa de los chavos. “¡Uta como toca el viejito!”, “¡maaaa ta cabrón el ñor!”. Y sí, el grupo cumplió. Manzur demostró que seguía siendo un músico impecable, magistral. Por cierto, la grabación de esta actuación fue rescatada en audio por el colectivo Metalmorfosis. Fue en esa tocada cuando por primera vez tuve la fortuna de conocerlo ya en persona, de saludarlo y expresarle mi admiración.

Ya entrando al nuevo Siglo,  Jorge Cervera me comentó que Mike lo había visitado para anunciarle la grabación de su primer disco solista y que deseaba que nosotros elaboráramos todo lo concerniente al diseño gráfico. Así fue que tanto yo como Carlos Vivas tuvimos la oportunidad de convivir más a fondo con este gran músico. Nos reunimos varias veces, platicamos del rock, de músicos, de guitarristas, de géneros, de la vida misma y puedo afirmar que logramos consolidar una amistad.

Terminada la edición de su disco, Manzur nos invitó una noche a cenar y así lo hicimos en compañía de Isaías Solís (quien diseñó su página web), y Carlos Vivas. Llegamos a un bar de la zona rosa y, estando entre el público escuchando a la banda en turno, Mike me dijo: “Tengo ganas de palomear Ricardo, ¿te avientas a cantar conmigo?”. “¡Pero por supuesto, Mike!”. Pero el guitarrista en cuestión era zurdo y por lo tanto, fue imposible llevar a cabo el jam para terrible decepción mía. Segunda ironía: al salir de ahí, fuimos a dejarlo a casa de su madre y nos despedimos con gran entusiasmo. Cuando estábamos rumbo a mi domicilio unos borrachos en un Sentra nuevecito se cruzaron en nuestro camino propiciando un fuerte choque del que salimos bien librados gracias a la pericia en el volante de Vivas que supo evitar un daño mayor. El accidente ocurrió minutos después dejar a Manzur.

Lamentablemente, fue precisamente en un accidente fatal que Mike se nos adelantó en el viaje al más allá. Aún recuerdo la tristeza que me causó la confirmación de la noticia por parte de Jorge Cervera.

Sin embargo, gracias a las grabaciones que dejó y a diversos videos que ahora pueden disfrutarse a través de Internet, nuevas generaciones han podido apreciar su talento y calidad única, constatando que su leyenda tiene un sustento innegable. Estoy plenamente convencido de que, esté donde esté, comparte su magia musical con otros íconos del rock como John Bonham, John Lennon, Bon Scott, Janis Joplin, Jim Morrison, George Harrison y muchos más.

 Ricardo D. Pat

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