Cine
Las Hijas de Abril – Michel Franco
Si hay un rasgo que es distintivo de las películas del realizador mexicano Michel Franco es que no son aptas para todo público, dado que en sus obras más recientes este director busca exponer a la audiencia a temas de índole social sumamente controversiales de forma directa y sin ningún rodeo: en Después de Lucía fue el bullying y en Chronic: El Último paciente el daño que nos causa el dolor ajeno. En su más reciente largometraje, Las Hijas de Abril, Franco nos expone a la turbulenta relación existente entre dos hermanas y su madre ausente.
La historia de Las Hijas de Abril se centra en Valeria (Ana Valeria Becerril), quien tiene 17 años y está embarazada. Ella vive en Puerto Vallarta junto con su hermana Clara (Joanna Larequi), dado que ambas se encuentran distanciadas de su madre Abril (Emma Suárez), quien no sabe del embarazo de Valeria hasta que Clara –como consecuencia de dificultades económicas– le hace llegar la noticia. Abril llega a Puerto Vallarta, aparentemente con la intención de ayudar a sus hijas, pero gradualmente iremos descubriendo los motivos por los que ambas hermanas la quieren lejos.
Cautivadora desde su secuencia inicial, en la cual conocemos a los personajes de Clara y Valeria -la última apareciendo en un estado de completa desnudez con la finalidad de mostrar la radical diferencia de personalidades entre las hermanas-, Las Hijas de Abril es una cinta que a primera vista parece contar con una trama poco original pues, efectivamente, algunos de sus temas ya han sido tocados con anterioridad en otras cintas. Sin embargo, a diferencia de las demás, la cinta de Franco trae una dosis de frescura gracias a un guion muy bien estructurado en el que el conflicto poco a poco se va agravando; si bien puede tener un par de situaciones que se antojan un poco predecibles o exageradas, difiere de la gran mayoría al incluir personajes que pueden existir en la vida real, y que se encuentran completamente alejados de los estereotipos. Se trata de personajes inteligentes que en su mayoría crecen, evolucionan y no se quedan de brazos cruzados, dotándolos de las cualidades humanas que todos tenemos como personas, sean para bien o para mal. Asimismo, el guion de Franco no busca juzgar a sus personajes, dejando esta labor directamente a la audiencia.
El realismo a la hora de escribir a sus personajes es un hecho muy evidente en las maravillosas actuaciones de todo su elenco, sobre todo por parte de la siempre maravillosa Emma Suárez –quien ganó el premio Goya por su interpretación en la cinta Julieta– en el papel de Abril, un personaje sumamente cruel que se apega a la filosofía de Maquiavelo, aquella de que el fin justifica los medios, y también por parte de la novata Ana Valeria Becerril en el papel de la joven Valeria, una chica que inicialmente encuentra dificultad en afrontar sus nuevas responsabilidades como madre, pero que acepta su rol y lo desempeña como puede. De la misma manera, contamos con personajes que no dicen mucho, pero que a través de sus expresiones corporales logran manifestarnos sus estados de ánimo y su aprobación o desaprobación de ciertas situaciones, siendo un ejemplo muy claro el personaje de Clara, interpretado por Joanna Larequi.
Haciendo uso de tomas completamente estáticas en su mayoría –un rasgo muy común en las películas de Franco-, Las Hijas de Abril también destaca por su impecable diseño de fotografía, obra del belga Yves Cape, el cual incluye una paleta de colores muy diversa, que va cambiando conforme avanza la película, adaptándose a las situaciones que experimentan a los personajes, haciendo que la cinta luzca muy bien estéticamente, al hacer relucir cada uno de los elementos que conforman a los cuadros y a las escenas.
Al igual que en las últimas dos cintas de Franco, su cinta más reciente toma la arriesgada decisión de prescindir de una partitura musical (aunque se escuchan un par de canciones que suenan incidentalmente durante un par de escenas), estando inundada principalmente de silencios largos, los cuales permiten a los personajes ser el eje central de la historia. Aunque para algunos este elemento puede resultar novedoso, para algunos de poca paciencia podría resultar molestoso o fastidioso.
En general, Las Hijas de Abril resulta ser una película muy bien realizada –quizá una de las mejores de Michel Franco– dado que, aunque posee un ritmo lento (probablemente muchos la tachen de aburrida por este motivo), resulta ser mucho más dinámica e igual de interesante que sus obras anteriores, mientras que mantiene aquellos rasgos que lo han consagrado como uno de los directores favoritos en el Festival de Cannes, en donde se llenó a esta película con elogios.
Sin duda, estamos ante una de las mejores películas mexicanas en lo que va del año, gracias al magnífico trabajo de dirección y a las actuaciones de su elenco, quienes logran que sus personajes sean tridimensionales, algo que lamentablemente ocurre rara vez en las cintas mexicanas que llegan a la cartelera.
Antes de verla, debo decirle que la cinta cuenta con un par de secuencias que pueden llegar a resultar bastante controversiales para algunas audiencias (en la función a la que este espectador asistió, cuatro personas decidieron abandonar la proyección), por lo cual le recomiendo ir mentalmente abierto a lo que verá.
Las Hijas de Abril es una cinta imperdible que nos demuestra que nuestro cine mexicano es más que comedias románticas. Completamente recomendable si busca una cinta alejada de los clichés, y en la que las situaciones y los personajes sean definidos a profundidad.
SALVADOR VALVERADO
FICHA TÉCNICA
Título Original: Las Hijas de Abril
Director: Michel Franco
Guion: Michel Franco
Elenco: Emma Suárez, Ana Valeria Becerril, Joanna Larequi, Enrique Arrizon
Género: Drama, Thriller
Clasificación: B
Duración: 100 minutos
Calificación: 4.5 estrellas (de 5)
