Cine
The Babadook – Jennifer Kent
Es una pena que The Babadook, esta joya australiana de horror psicológico, no haya llegado a México para ser presentada en una apropiada corrida comercial en varios cines, y que tan solo podamos verla a través de Netflix o comprando la película; es una pena, porque estoy seguro de que hubiera sido del agrado de los mexicanos amantes de un buen susto, y ampliamente apreciada por todos aquellos que hemos criado hijos.
Además, estoy seguro de que los momentos de tensión – que abundan a lo largo del filme – deben sentirse con mucha mayor intensidad en un teatro a oscuras, en condiciones que alimenten nuestros miedos, en una atmósfera que acreciente el efecto que las sombras que esta película escrita y dirigida por Jennifer Kent – a quien conocimos por su trabajo en Babe, un cerdito en la ciudad, en 1998 –, arroja sobre nuestras pupilas y, más intensamente, sobre nuestras almas de padres.
The Babadook nos cuenta la historia de Amelia (Essie Davis, en una estupenda interpretación, llena de giros conductuales y expresiones reveladoras de su rápidamente deteriorado estado de ánimo), una agotada madre de uno que enviudó hace siete años, mientras era trasladada por su esposo hacia la clínica donde nacería su bebé, un episodio que aún le causa pesadillas. Con todo el peso familiar en sus hombros, alejada de su hermana debido a la aprehensiva conducta de su hijo, expuesta a la monotonía y pobre reconocimiento de su trabajo en un asilo de ancianos, y a la hiperactiva imaginación y terror de perder a su madre que asuela a su hijo Samuel (Noah Wiseman, cuya actuación sobrepasa por mucho sus años y le augura un promisorio futuro), vemos cuán deteriorada se encuentra su alma de madre, de mujer.
Las rutinas parecen traer cierta paz y alivio al comportamiento hiperactivo de Samuel, y leerle una historia antes de dormir parece ayudarle a relajarse. A últimas fechas, se le han recrudecido sus terrores nocturnos, y éstos parecen provenir de un libro de cuentos con un contenido siniestro, cuyo título resulta ser The Babadook. El Babadook es una criatura que, según la historia, aguarda desde las sombras a que se le permita entrar, y cuando lo ha hecho ya nunca saldrá.
Decía en el primer párrafo que este filme es una joya de horror psicológico para padres, porque nos resulta muy fácil sentir empatía con Amelia y con sus reacciones – después de todo, siempre intentamos ser buenos, pero a veces nos gana lo malo al ser padres – y la espiral que la envuelve es identificable con suma facilidad. Es en ese reconocimiento del cada vez más anómalo comportamiento de Amelia, y el consiguiente fortalecimiento del Babadook, que radica el encanto de esta película de la directora Kent, que también escribió el guion.
Mucho mayor peso reside en el hecho de que Amelia es una madre soltera, aún joven, con necesidades afectivas, y con obligaciones asociadas a su rol de mamá. La perspectiva de la película gira alrededor de ella, y nos presenta con candor que lo que ella enfrenta en un día común y corriente es universal, que no es una historia inventada para el cine australiano sino que, por el contrario, es una situación muy real que vemos con frecuencia en nuestras vidas, a nivel global.
Cuando mi xtup me habló de esta película, me invitó a que discutiéramos sobre el desenlace, porque a él le había parecido extraño. Cuando finalizó el largometraje, pude entender por qué opinaba lo que me había dicho: aquellos que hemos sido padres y participado en la educación de nuestros hijos podemos entender e interpretar con mayor facilidad qué significa el final, que no le voy a contar en este espacio para que tenga usted la oportunidad de ver el filme, y para que luego platiquemos, a ver si coincidimos.
En resumen, The Babadook es un filme estrujante, lleno de horrores conocidos para algunos de nosotros, pero valiente en cuanto a presentarlos a nuestros ojos para que los reconozcamos, y entonces para que ayudemos a otros a superarlos cuando identifiquemos en ellos que el Babadook está entrando a sus hogares, a sus corazones.
S. Alvarado D.