Perspectiva
En enero de este cada vez más exiguo 2019 me hice el firme propósito de prepararme y correr un medio maratón. La promesa me la hice al finalizar los 10 km de la carrera anual que el Ayuntamiento de Mérida organiza como parte de los festejos por el aniversario de la Muy Noble y Muy Leal ciudad en la que nací.
La idea era correr el 5 de enero del 2020 la prueba.
Pero ya sabemos que el Hombre propone y Dios dispone: en dos días estaré corriendo por primera vez esta distancia, en la carrera con causa en la que he participado desde su primera edición: la Carrera Megamedia.
Originalmente esta carrera era de 10 km, además de una caminata de 5 km y carreras para niños; así lo fue en sus cuatro ediciones anteriores.
Este año aumentaron el reto paralelamente con la distancia –aunque aún habrá la tradicional caminata de 5 km, junto a la canina y las competencias infantiles–, incorporaron la posibilidad de formar equipos para cubrir toda la nueva distancia, aunque conservaron el apoyo a diversas asociaciones de beneficencia, loable acción por donde se le quiera ver.
Desde enero a la fecha, bajo la guía de mi admirada Coach Alondra, me he desvelado, cuidado mi alimentación, corrido cerca de mil kilómetros, participado en otras carreras en preparación para esta distancia y, a dos días del evento, el resultado está por verse.
Muchos corredores experimentados que han corrido estas distancias nos apoyan a los noveles con la frase “El tiempo no es tan importante como terminar la carrera”, en referencia a la exigencia física, y principalmente mental, de las carreras largas.
Finalizar la carrera se convierte en el mantra, finalizar aunque sea caminando, recorrer la distancia sin fijarse en el tiempo que nos lleve.
Mi regia Coach Claudia, otra admirable atleta que acaba de finalizar el maratón de Chicago, me recomendó que vislumbrara la carrera un kilómetro a la vez: cuando hayas recorrido uno, plantéate como meta recorrer uno más, y pronto te darás cuenta de que has superado todas tus expectativas.
Ahora, cuando ya se vislumbra la mañana en la que todo ese esfuerzo será puesto sobre el asfalto que conformará la ruta, muchos que vamos a enfrentar la distancia por primera ocasión nos encontramos con una mezcla de ansiedad, temor y desconfianza.
El enemigo a vencer, me queda claro, no resulta ser el grado de aptitud física que poseamos y que hayamos logrado adquirir, sino uno peor: nuestra propia mente.
Los que sí saben de esto identifican esta fase como que hemos arribado a un “agotamiento mental”, la fase en la que los temores afloran.
En las últimas semanas, cargando y debatiendo una gran decisión personal en las espaldas, aquejado por una molestia en la pantorrilla derecha, agobiado por tantas otras razones, salir a correr por las madrugadas costó mucho, tal vez más que el aumento en el kilometraje que había que recorrer durante la rutina.
Mi Coach Alondra, joven pero curtida ya en estas lides, me lo ha dicho muy claro: “Observa lo que has logrado desde que iniciaste, tus logros, tus esfuerzos; esta Carrera no es más difícil que todo lo que te has preparado.” Tiene toda la razón, y seguiré su consejo, como siempre.
Muchos nos hemos preguntado en algún momento de este proceso por qué someternos a este régimen, por qué los desvelos, por qué esforzarnos tanto.
La respuesta en realidad es simple: como en la Vida, prepararse adecuadamente nos permite conquistar metas que antes pensábamos inalcanzables.
Desde esta perspectiva, prepararse para una Carrera acaso es una metáfora de las múltiples oportunidades que nos ofrece la Vida, Dios para los que creemos en Él: con constancia y dedicación, a través de la cultura del esfuerzo, todo es posible.
Este domingo, al correr y conquistar una meta más, un medio maratón, acompañado de otros sufridos amigos que también se han desvelado y esforzado, tendré muy presente lo que nuestra Coach Alondra nos ha repetido cada vez que hemos salido al asfalto a una carrera, otra gran filosofía de vida que espero todos apliquemos cada día, en cada oportunidad:
Disfruta la Carrera.
Nos vemos el domingo.
S. Alvarado D.