“Me muevo a través de cambios,
Nunca seré el mismo…”
Changes, Yes
Con los festejos a la Virgen de Guadalupe se inaugura lo que nuestro siempre ingenioso pueblo ha llamado el “puente Guadalupe – Reyes”, representando con esta expresión el período de festejos que inician el 12 de diciembre y finalizan hasta el Día de Reyes, el 6 de enero.
Dentro de las festividades, entonces, se incluyen las posadas, la Navidad, el festejo por el Fin de Año, las novenas y, finalmente, la rosca de reyes. Algunos extienden este período hasta el 2 de febrero cuando, aquellos que recibieron al niñito Jesús en su pedazo de rosca, pagan con tamales el regalo al resto de los comensales del 6 de enero, durante el festejo de la Virgen de la Candelaria.
Típicamente, las actividades laborales y nuestro ritmo de vida tienden a disminuir, alentados por el espíritu de la época. Buscamos reconectarnos con la parte lúdica de nosotros a través de infinidad de festejos y excusas fortuitas para convivir con los nuestros y todos nos deseamos lo mejor.
Pero este año es muy diferente a muchos. A pesar de que comprendo perfectamente que diciembre es tiempo de perdonar, este año me está costando mucho hacerlo. ¿Cómo perdonar la desaparición de 43 estudiantes en Iguala, el salvaje e irracional método como dispusieron de sus cuerpos, las violentas protestas de supuestos estudiantes y maestros, los insultos, las descalificaciones, la continua y como nunca antes visible descomposición de la estructura política? ¿Cómo perdonar la ausencia de liderazgo y de aplicación de leyes, la impunidad con la que tanto somos ofendidos al no castigar a los criminales? ¿Cómo perdonar la torpeza y paupérrima sensibilidad de nuestros políticos? ¿Cómo perdonar el marasmo, revestido de oropel y de fotos que dicen mucho pero que no resultan en nada, de nuestro gobierno local que ni impulsa ni paga ni ofrece oportunidades reales de crecimiento?
Me preocupa la ausencia de líderes honestos y la creciente desconfianza y violación de las leyes por tantos supuestos “defensores” de sus derechos que olvidan que el suyo finaliza donde inicia el nuestro.
Pero no todo es malo: celebro la exigencia en la rendición de cuentas que ya se está haciendo a los políticos, y estoy confiado en que ya no permitiremos que los políticos apliquen las mismas recetas de siempre para salirse con las suyas.
Tal vez, estamos atestiguando el nacimiento de un nuevo y mejor México y, como en todo parto, existen dolores de alumbramiento.
Desde esta perspectiva, quiero pensar que nosotros somos más que aquellos que buscan crear desestabilidad, que somos cada vez más quienes levantaremos la voz para cambiar nuestro entorno para bien, apoyando esfuerzos y manifestaciones que nos ennoblezcan, que nos enseñen y que nos permitan ser mejores individuos, mejores ciudadanos.
Nada será como antes, de eso estoy seguro. Acaso finalmente estemos listos para dar el siguiente paso, tal y como los mayas predijeron…
Gerardo Saviola